He confesado alguna vez que antes de comprar un libro suelo leer la última frase. Curiosidad, supongo, qué sé yo. El caso es que andaba ayer curioseando las noticias del mundo, y me encuentro de salto en salto por el globo con el aniversario del primer año de Emmanuel Macron en el Elíseo y con la toma de posesión -enésima- de Vladimir Putin en el Kremlin. Me voy a quedar con las fotografías. Imagen de Emmanuel Macro de unos meses después de ser nombrado presidente, caminando, dice el pie, por la Galerie des Bustes que da acceso al hemiciclo del Palacio de Versalles para asistir a una sesión especial de las dos Cámaras en la que presentó sus planes de legislatura. Camina avanzando entre dos filas de uniformados, con penacho de plumas en sus cascos dorados y presentando sus espadas en posición de firmes. Y veo a Putin en otra fotografía, en la toma de posesión de su cuarto mandato en el Palacio del Kremlin, avanza sobre una gran alfombra roja por un gran salón atestado de público que aplaude, y sobre él cuelgan una hilera de grandes lámparas doradas. He pensado en imperios, emperadores y postureos. Me encantaría poder leer lo que dirán los libros de Historia sobre estos tiempos nuestros dentro de dos o tres de siglos.
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