¿se puede ser más ridículo? Si no fuera por la gravedad del problema y la influencia mundial del personaje en cuestión, esbozaría una leve mueca justo antes de vetarle de un plumazo de mi cuenta de Twitter. Bastantes chorradas se leen cada día en esa red social como para hacer caso de las ocurrencias de un estrafalario anciano al que nunca debieron elegir los norteamericanos para dirigir su poderoso país. Del muro de 3.200 kilómetros (más o menos la mitad que la Muralla China) para proteger a Estados Unidos de los migrantes mexicanos hasta la guerra comercial con China -y de paso con el resto del mundo- pasando por la “ola de sangre y fuego” con la que amenazó a Corea del Norte poco antes de negociar una cumbre de paz que ya veremos si se llega a producir. Episodios patéticos del dirigente en apenas un año de mandato aderezados por sus constantes ataques a la prensa, las arbitrarias violaciones de derechos de los estadounidenses nacidos en otros países, la riada de nombramientos y ceses de cargos de confianza, sus encontronazos con el FBI que le investiga y los jueces que le frenan en sus desvaríos... El último, una contradicción en sí misma: calificar a sus misiles como bonitos e inteligentes. Ya saben de quién hablo ¿no? Mejor. Así me ahorro escribir su nombre.
- Multimedia
- Servicios
- Participación