Hace un par de semanas, saltó al teletipo una de esas noticias curiosas, de las que lees el titular casi sin pensar, pero que luego siguen rondándote hasta que acabas volviendo a ellas. Resulta que un arqueólogo de la Universidad de Manchester, a la luz de los hallazgos en una excavación en Egipto, defiende que la destreza y virtud guerrera que históricamente se le ha atribuido a Ramsés II no fue tal. Según este arqueólogo, a sembrar esa idea contribuyeron los famosos monumentos de Ramsés II -ya saben, Abu Simbel- como eficaz herramienta propagandística. Al parecer con éxito. Sí. Estaríamos seguramente ante un evidente caso de fake news en la Antigüedad. El símil entre los faraones y la actualidad, particularmente respecto a la política contemporánea, da para mucho. A fin de cuentas, ¿qué hubo más de nuestro tiempo que el concepto obra faráonica? Y el tema de las fake news, tan de nuestros días también y como las obras faraónicas, ya estaba inventado. Todo está inventado. Solo cambian los contextos, los medios, los protagonistas. Lo que me devuelve a la idea de que el ser humano tiene auténtica afición por tropezar ene veces en la misma piedra. Y me recuerda que las pirámides de Guiza llevan contemplándonos más de 4.000 años. Dudo mucho que nuestras obras faraónicas duren tanto.
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