Ver para creer. En cuestión de días, los principales encausados en el juicio que trata de dirimir responsabilidades por la trama valenciana del caso Gürtel pasaron de estar mudos a cantar con profusión de tonos, colores vocales de lo más melódicos, giros y falsetes. No me negarán que el cambio fue formidable, porque de conformar un grupo de lo más silencioso ante los esfuerzos fiscales y policiales por situarles en el centro de la confabulación creada para financiar al Partido Popular con dinero negro se transformaron en lo más parecido a una banda de pop de ésas que coleccionan hits, legiones de fans entre quinceañeras y quinceañeros y números uno en las más lustrosas radiofórmulas. De un tiempo a esta parte, Álvaro Pérez el Bigotes, Pablo Crespo, Francisco Correa y Ricardo Costa pueden alardear de haberse apropiado del espacio reservado a la realidad más chusca de este país. Diríase que son el equivalente a The Beatles, eso sí, en versión sandunguera, ya que no queda programa de televisión o de radio que se precie o diario de prestigio que no les haya dedicado el espacio que hasta la fecha se reservaban para las grandes estrellas del espectáculo. A expensas de lo que dictamine el jurado, para mí ya son los triunfitos de la corrupción.
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