Supongo que dentro de un tiempo, cuando se nos pase a todos un poco la hipersensibilidad propia del presente, alguien escribirá una novela, puede que algo tipo Ken Follett, sobre esto del procés. En las última horas hemos asistido quizá a la consumación de un curioso cambio de papeles en el que ERC ha adoptado la posición más prudente en el tablero político y JxCat, que no sé hasta qué punto representa fiel y completamente el sentir del PDeCat -siglas sucesoras de la tradición de Convergència-, se ha quedado en las casillas de vanguardia. Según las crónicas periodísticas, aquel 26 de octubre en el que en lugar de aplazar un Pleno de investidura se retrasó una rueda de prensa en varias ocasiones para luego desconvocarla, el que al parecer quería optar por la prudencia era Carles Puigdemont -convocando unas elecciones que luego convocaría Mariano Rajoy-, mientras que ERC le alentó a no dar el paso. Ayer, unos mensajes capturados por Telecinco dieron un nuevo vuelco -otro más- a la sucesión de acontecimientos. “Supongo que tienes claro que esto se ha terminado. Los nuestros nos han sacrificado, al menos a mí”, escribía Puigdemont a Toni Comín el martes a última hora de la tarde. Ayer, reconocía en Twitter los mensajes: “Soy humano y hay momentos en los que también yo dudo”.
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