Esperpento, aparte de una persona o cosa que destaca por su fealdad, desaliño o apariencia ridícula o grotesca, es un género literario que se caracteriza por la presentación de una realidad deformada y grotesca y la degradación de los valores consagrados a una situación ridícula. Así, a primera vista, me da a mí que esta definición, rescatada sin demasiados miramientos de ese pozo insoslayable de la cibersabiduría llamado Google, se amolda a las circunstancias que están padeciendo los habitantes de Catalunya, tanto los unos, como los otros. Sin haber pisado aquellas tierras desde la época en que el que firma esta ocurrencia peinaba bucles dorados, uno sólo puede hablar de oídas. Y lo que se oye de la clase política que gestiona o que aspira a gestionar aquellas tierras o no se comprende o se asemeja mucho a uno de los órdenes del día de la comunidad de las televisivas La que se avecina o Aquí no hay quien viva. Entiendo que este apunte, muy poco trabajado y nada reflexionado, puede dar a entender que aquello es de risa. Y así sería si no es por el hecho de que, pese a que parece que partidos y políticos no se dan cuenta, se está jugando con el bienestar de los catalanes y con su convivencia, valores que, por sí mismos, bien merecerían un poco de cordura.