el mundo está plagado de personas interesantes a pesar de que también abunden los encefalogramas planos, bien por circunstancias, por resignación o por simple falta de iniciativa. A veces, te topas con alguien que brilla con luz propia y que, mejor aún, tiene la capacidad de sacudirte con un soplo de aire fresco, de contagiarte su optimismo, de irradiar cierta esperanza sobre la valía de la naturaleza humana. Algo de eso me ha ocurrido últimamente con Sergio Hernández, un sociólogo vizcaíno afincado en Haro metido a escritor cuando la crisis le dejó tirado. Sus andanzas ya han sido ocasionalmente reflejadas en los medios de comunicación, incluido este. Sergio es un tipo que ya ha publicado siete libros, todos ellos vendidos y distribuidos por él mismo casa por casa, puerta a puerta. Lleva más de un lustro pateándose Bilbao, Logroño, Burgos, Pamplona, Donostia... Ahora está por Vitoria ofreciendo su último trabajo en el que, por cierto, lleva a cabo un extenso estudio sociológico que recoge las anécdotas y situaciones vividas en este farragoso aunque sin duda apasionante periplo por miles de hogares. De cómo le reciben o le echan, de qué le cuentan... desde su propia perspectiva y desde el otro lado de la mirilla. ¿Y por qué no? Un título y una experiencia a tener en cuenta.