Otra cosa no, pero el llamado procés independentista de Catalunya brilla por el orden impuesto por sus dirigentes en el ámbito de la intendencia y de la formalidad conceptual. En un alarde de metodología y de respeto a los protocolos, a las estructuras dispositivas y a las actas preñadas de diagramas explicativos, Josep Maria Jové, exsecretario general del Departamento de Vicepresidencia, Economía y Hacienda, y, por ende, número dos del exvicepresident de la Generalitat Oriol Junqueras, registraba en un cuaderno de su puño y letra cada uno de los hechos decididos por la confabulación indepe, cada una de las decisiones adoptadas por los líderes del órdago secesionista para quebrar la sacra unidad del reino español y cada uno de los protagonistas de la estrategia independentista, nombres que anotaba junto a su función en la estrategia de acoso y derribo a la patria. Al juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena, encargado de analizar el procés, se le ha hecho la toga chiribitas al comprobar la efectividad de los investigadores de la Guardia Civil, que al parecer han otorgado al Moleskine el papel de principal prueba de cargo contra los impulsores del proceso. Diríase que el citado Jové editaba en sus apuntes decomisados una guía para explicar el procés para dummies.