ojalá la épica remontada protagonizada por el Alavés en Girona le suponga al equipo albiazul un punto de inflexión para corregir la penosa temporada que viene protagonizando. Ojalá a partir de ahora el áspero camino se torne en un paseo de rosas en el que lluevan los goles -a favor, claro- y los rivales acaben los partidos con el mismo gesto de desconcierto y desolación que se les puso a los defensores del Montilivi viéndose remontados por las cabalgadas de Pedraza, el tino de Ibai y los caracoleos de Munir. Ojalá que la suerte repartida por el bombo copero al día siguiente (Formentera) sea un indicativo de que las hazañas recientes están próximas repetirse... Por si acaso no es así y por si nos cegara la euforia desmedida, convendría tener en cuenta que el Alavés jugó muy mal y muy poco la mayor parte del partido del debut de Abelardo en el banquillo. Que empezó perdiendo 2-0 y que, lo normal, es que se hubiera vuelto a Vitoria con el rabo entre las piernas. Habría que recordar que el ya defenestrado De Biasi también comenzó su andadura alavesista con triunfo (Levante), asimismo a domicilio y mostrando además un empaque superior al Alavés de Girona. El viernes llega otro asalto contra el Las Palmas y ahí se verá si es espejismo o algo más.
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