Me decía hace ya unos años un político que por entonces tenía mando en plaza en la esfera vasca que el gran problema que tenía Gasteiz para cualquier cosa era que todo lo que se proponía en la ciudad recibía siempre por algún grupo social más o menos organizado un no por respuesta. Hacía tiempo que no me lo encontraba -está ya retirado de estas cuestiones- pero el otro día volvió a la ciudad y sin querer nos encontramos, decidiendo que lo que mejor podíamos hacer era tomarnos un cortado para ver qué tal las cosas. Sobre la barra del bar, un ejemplar de este periódico en el que aparecían varias noticias sobre problemas con varios proyectos de transporte, urbanismo y eficiencia energética. “Veo que seguimos igual”, se rió. Me acuerdo de otra política que hace ya también unos años -cuando ella estaba en primera fila- me decía que cuando en uno de los territorios se iba a hacer algo que requería la implicación del Gobierno Vasco, los políticos vizcaínos acudían a Lakua exigiendo, los guipuzcoanos pidiendo y los alaveses suplicando. Hace tiempo que no estoy con ella, pero supongo que al ver el mismo periódico me diría, “veo que seguimos igual”. Un día de estos deberíamos dejar de quejarnos y hacer. Por variar, vamos.