Es curioso lo que pasa en situaciones como la actual. A algunos Cataluña les pillará más lejos, a otros más cerca, pero todo el mundo habla. Los políticos también. Y es interesante -sí, cada uno se castiga como quiere, qué le vamos a hacer- pararse unos minutos a leer y escuchar lo que los representantes políticos de aquí dicen de lo que pasa allí y de sus protagonistas. Por ejemplo, es, como mínimo, pasmoso ver cómo algunos escriben algunas lindezas en redes sociales sobre comportamientos políticos que ellos y ellas, aunque sea en otros contextos y circunstancias, repiten de manera milimétrica. Es el caso del control de los medios de comunicación y no sólo los públicos. O cuando reflexionan sobre conceptos como la valentía política, la decencia y la honestidad. Con uno de estos mensajes en Twitter me he reído tanto que en el periódico casi me caigo de la silla. Uno no debe ser de una manera ante las grandes situaciones, ante los momentos de mayor trascendencia. Si uno no sabe o no quiere comportarse sobre determinados principios en las decisiones más básicas y diarias de su vida política, no lo va a hacer con el resto. Esto de los consejos vendo que para mí no tengo está demasiado pasado. No más hipocresía, gracias.