no sé qué pasará hoy en Catalunya y, lo que es aún más preocupante, no tengo ni idea de qué ocurrirá mañana. Hasta ahora han sido todo declaraciones de intenciones, manifestaciones multitudinarias de un bando y de otro, votaciones prohibidas y vapuleadas... y amenazas variadas que van subiendo de tono y de grado según se acerca la previsible Declaración Unilateral de Independencia. Amenazas judiciales -querellas y procesos abiertos contra alcaldes y gobernantes-, económicas -cambios de sede de bancos y empresas- y hasta personales, como la que lanzó ayer el portavoz pepero Pablo Casado hacia el todavía president de la Generalitat. “Si sigue así, Puigdemont puede acabar como Companys”, le advirtió ayer venido arriba tras la exhibición de españolismo del día anterior en Barcelona. Por si hace falta recordarlo, el que fuera president catalán fue primero encarcelado por la República por declarar la independencia de Catalunya hace ahora 83 años. Después, ya en el exilio, fue detenido en Francia por la Gestapo y fusilado por Franco en 1940. El revuelo en redes sociales contra Casado por esta advertencia a Puigdemont fue inmediato. Luego, el PP matizó que solo se refería a lo de la cárcel pero el dardo ya estaba lanzado. En fin, qué nivel de dirigentes.
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