llevo un buen rato con una cifra en la cabeza. Mis neuronas la han intentado digerir, pero ahí está, indigesta, removiéndome las entrañas y ocasionando cierta pesadez. 145.508. Ni un euro más, ni un euro menos. Al parecer es el sueldo bruto medio anual de los empleados de Google España. Tal montante, supera con creces la remuneración media en Euskadi, que el pasado año fue de 1.941 euros mensuales y, por supuesto, los dígitos aprobados por decreto para el denominado Salario Mínimo Interprofesional (SMI) -707,6 euros- que, al parecer, se asigna a una legión de empleados en el conjunto del Estado, ya que el sueldo medio de casi la mitad de quienes tienen empleo apenas llega a los 1.000 euros, según explica un informe del sindicato de Técnicos de Hacienda (Gestha), que también indica que, sin contar con otros ingresos, casi 6 millones de trabajadores (un 34,4 % del total) estarían en riesgo de pobreza al percibir un sueldo por debajo del SMI. Dicho lo cual, he de reconocer que me parece fascinante que haya empleados que ganen en condiciones y otros que lo hagan a niveles oníricos, faltaría más. Lo que ocurre es que me da al olfato que hay realidades capaces de apearse de la realidad real, que acostumbra a ser tozuda de narices.