escucho tertulias de todo tipo, políticas, sociales y hasta deportivas. Algunas con gusto y otras no tanto. Además, procuro buscar puntos de vista contrapuestos que de todo y de todos se puede aprender, aunque sea lo que no querría nunca llegar a pensar. Últimamente casi todas las conversaciones en radio y televisión se remiten de uno u otro modo a Catalunya, no es para menos. Y el fútbol, por supuesto, ha sido y es uno de los argumentos de peso en este inmenso e intenso pulso entre los que defienden el derecho a decidir, los puramente independentistas, los indiferentes y los acérrimos defensores de la indivisibilidad española. El Barça es uno de los actores en el conflicto, algunos de sus jugadores también. Piqué se ha señalado como defensor del referéndum y las iras de los nacionalistas españoles no se han hecho esperar y menos ahora que se avecinan partidos de la selección rojigualda. Los aficionados lo recibieron con insultos y con gritos de “Fuera, fuera”. “Que renuncie, no me representa”, repiten algunos periodistas afines al Real Madrid, por supuesto, los más españoles de todos a la hora de defender la Constitución y tal y tal. Lo que no entiendo es por qué quieren echar a Piqué de España y, sin embargo, no dejan irse a todos los que, como él, también quieren votar.