aver si va a ser que el procés va a destapar cómo es realmente el país del que muchos catalanes, y algunos más en otros sitios, se quieren separar. A ver si va a ser que no es solo una cuestión de corrupción generalizada, que también, o una incapacidad manifiesta de dialogar y negociar por parte de los gobernantes. A ver si va a ser que la realidad es que hay demasiadas añoranzas de épocas pasadas cuando España era -o quería ser- una, grande y libre mandada por sargentos chusqueros venidos a más y por matones de barrio a los que la corbata y el traje no lograban disimular tal condición. Pues no va el fiscal general del Estado, excelentísimo señor don José Manuel Maza, y se permite el lujo de afirmar que si no ha metido aún en la cárcel al president catalán por un delito de malversación es porque “no me ha parecido oportuno”. Amenaza al más puro estilo Al Capone, como la que hizo en su día Montoro a los actores díscolos con el Gobierno. Y se acerca el 1-O y ahí que denuncian a 700 alcaldes, condenan a gobernantes, arriban buques al puerto de Barcelona y se movilizan a guardias civiles de Huelva, Córdoba, Cádiz, Granada o Santander para que sometan a la rebelde Catalunya envueltos en banderas españolas y jaleados por gritos de “a por ellos”. Un país de pandereta, no me digan que no.
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