Las votaciones presupuestarias las carga el diablo. Esto es así. Hubo un tiempo en el Parlamento Vasco, en lo que hoy parece una galaxia muy muy lejana, en que los plenos presupuestarios eran de lo más entretenido. Pasaba de todo, cosas que no creerían, naves ardiendo... Y en Madrid últimamente se lo pasan pipa. Ayer casi pudieron haber vendido entradas y palomitas. En el frenesí de votaciones en relación a los Presupuestos Generales del Estado de 2017, Mariano Rajoy se equivocó con el botoncito en la votación de una de las enmiendas pactadas con Nueva Canarias, votando en contra de la iniciativa del diputado cuyo voto ha salvado las Cuentas del PP de este año y, quizá, ofrecido cierto colchón presupuestario para hacer frente a una eventual prórroga en 2018. Con lo que ha sudado el Ejecutivo español para lograr eso que he oído denominar “la cuadratura del hemiciclo” y va Rajoy, no un diputado de la décima fila no, Rajoy, y acaba equivocándose con el voto... Para redondear la jornada, una de sus señorías acabó en el suelo al romperse su escaño, por no hablar de la votación de otra enmienda en la que el grupo socialista dividió su voto, ups. Del misterioso tuit de Donald Trump a medianoche, algo así como “a pesar de la constante prensa negativa covfefe”, hablamos otro día...