La plataforma ciudadana Gure Esku Dago celebró ayer en un total de 35 municipios -todos ellos, salvo el de Larrabetzu, situados en Gipuzkoa- las primeras consultas de este año en favor del derecho a decidir y que preceden a las que tendrán lugar en mayo y que forman parte de un gran impulso que pretende llevar las urnas en 2018 hasta las capitales con el objetivo final de socializar y reivindicar la necesidad de que la población vasca vote libre y democráticamente cuál quiere que sea su futuro. La alta participación que tuvo lugar ayer y el propio resultado de la respuesta ciudadana a las cuestiones planteadas -pese a que las consultas, evidentemente, no tienen valor vinculante alguno- son suficientemente elocuentes respecto a la innegable voluntad mayoritaria de la sociedad de decidir su futuro, más allá del sentido de cada voto. Es, por otra parte, también incuestionable que se trata de una movilización impulsada por sectores claramente independentistas, lo que condiciona también, de alguna manera, tanto la participación como el propio sentido del sufragio. Con todo, y más allá de los matices y los propios resultados de cada consulta, la jornada de ayer viene a constatar la necesidad de canalizar la mayoritaria demanda social de ampliar y perfeccionar el autogobierno de Euskadi y de que la ciudadanía tenga la posibilidad de pronunciarse en las urnas sobre este nuevo estatus. En este sentido, el pasado miércoles arrancó en el Parlamento Vasco la ponencia de autogobierno que deberá debatir y aprobar -al menos, ese es el objetivo compartido- un texto articulado que, tras las oportunas negociaciones, concite el necesario consenso entre todas las fuerzas políticas. Es ahí, en sede parlamentaria, donde debe concretarse y hacerse efectivo ese derecho de la ciudadanía a expresarse con la base del acuerdo al que lleguen los partidos, aunque sería necesario también que se articulasen mecanismos suficientes para la futura participación ciudadana en un proceso en el que la sociedad vasca tiene que tener un protagonismo fundamental. De momento, la ponencia está en una fase preliminar, por lo que su desarrollo es aún una incógnita. Mientras, iniciativas como la de Gure Esku Dago sirven, en paralelo, para mantener viva la reivindicación del derecho a decidir, aunque no pueden ni deben anticipar su resultado final.