Definitivamente, el bloqueo presupuestario en el Ayuntamiento de Gasteiz ha hecho saltar por los aires el tablero político de la ciudad y todavía está por ver cómo se sitúan las piezas una vez que el tablero vuelva a caer. La decisión de EH Bildu de rechazar el proyecto de Cuentas planteado por el equipo de gobierno PNV-PSE para este año, sostenida en el argumento de los incumplimientos del anterior acuerdo presupuestario, no solo desembocó el viernes pasado en una prórroga de las Cuentas para 2017 que por el momento deja en suspenso los planes que la ciudad tiene en agenda, toda vez que este proyecto recuperaba el impulso inversor que las dificultades financieras heredadas de la anterior legislatura impidieron en el ejercicio precedente; el no de EH Bildu ha tenido además varias derivadas en el equilibrio de alianzas políticas, no ya porque ha quebrado la alianza configurada en torno al cambio que cerró el paso a Javier Maroto a la Alcaldía en favor de Gorka Urtaran el 13 de junio de 2015, sino porque el alcalde logró cerrar un acuerdo con Podemos e Irabazi para que se abstuvieran en la definitiva votación de las Cuentas, de manera que ha cuestionado también el capital político que pudiera acumular EH Bildu como líder de las fuerzas de izquierda en el Consistorio. El movimiento que supone ese pacto con Podemos e Irabazi ha permitido al PNV ocupar -junto a PSE, Podemos e Irabazi- el espacio central entre dos polos, EH Bildu y PP, que por caminos y motivos distintos han acabado coincidiendo en el no. Ahora, con la decisión de plantear una cuestión de confianza, Urtaran y Peio López de Munain encaran ese escenario, conscientes de las extremas dificultades -sin duda, por ejemplo, en forma de retrasos en la toma de decisiones- que supondría afrontar un año de negociaciones específicas proyecto a proyecto en un Pleno con este nivel de fragmentación. Igual que Urtaran asume con esta cuestión de confianza el riesgo de perder la Alcaldía para intentar soslayar la prórroga y sacar adelante el Presupuesto y los proyectos planificados -sea el BRT, Gasteiz Antzokia o el presupuesto participativo-, PP y, fundamentalmente, EH Bildu, se enfrentan también ahora a la tesitura de decidir si acuerdan un candidato alternativo y llevar así hasta el final la exhibición y escenificación de fuerza en el Consistorio que representó la semana pasada su no a las Cuentas.
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