El tan traído y llevado “estado de derecho” es aquel que se rige por un sistema de leyes escritas e instituciones ordenado en torno de una constitución, la cual es el fundamento jurídico de las autoridades y funcionarios, que se someten a las normas de ésta.

Está comprobado que, de un tiempo a esta parte los ciudadanos de a pie, estamos sufriendo rebajas democráticas de todo tipo, en la economía, en la libertad y en un sinfín de derechos que como ciudadanos con pertenecen.

Los anuncios oficiales del Gobierno de España que van llegando conjuntamente con la propaganda y las propuestas de acciones políticas que se van a llevar a cabo, incluso estando en minoría en el Parlamento español; nos avisan de novedades en la seguridad ciudadana, el derecho a la huelga, la reforma laboral y la política de fuertes restricciones al gasto.

Nos avisan escrupulosamente que el famoso “estado de derecho” con el que se les llena la boca a los políticos constitucionalistas está de rebajas y casi se puede ofertar a saldos.

Cada semana amanecemos con más de lo mismo, noticias oficiales que amplían aún más el alejamiento entre los políticos de turno y el pueblo liso y llano; estamos abocados a originar nuevas clases sociales: los pobres, los desahuciados, los desheredados de la sociedad; los trabajadores a sueldo, a nómina dentro de la clase media; y la clase política que representa en su soberanía nacional a las tres clases anteriores. Estos brindan sus sueldos, dietas y aquellas retribuciones que por el cargo de representación ostentan y dicen que les corresponden. Algunos a los que no les llega para todo el boato necesario reciben “sueldos en sobre ”

Vistas así las cosas, que nos queda por hacer, que estrategia social podemos desarrollar, se nos va a multar, por gritar, por exponer nuestros problemas, por manifestarnos, por hacer huelgas a sabiendas de quien pise la línea roja será multado. En fin, esta merma de nuestras libertades cívicas solo nos lleva a decir “que el agua moja y la verdad escalda”.