Es muy difícil lanzar una piedra al río y que no deje ondas en el agua. Tanto como abrir una cruzada contra los abusos en las ayudas sociales que reciben los inmigrantes magrebíes de Vitoria y pretender que grupos sociales de la ciudad que están trabajando con ellos a pie de calle, como es el caso de Cáritas, callen su opinión para no importunar a la autoridad municipal. Leí el miércoles en DNA la bronca que el alcalde Javier Maroto le montó a Santos Gil, director de Cáritas en Álava, por defender en un acto público las ayudas sociales en la lucha contra la exclusión social y no puedo sino elogiar la actitud valiente del representante diocesano, por mucho que moleste al entorno social del PP.