Va cuajando en la prensa catalana el concepto del Partit del President, no lo pierdan de vista. Ya escribí que el proceso catalán, no circunscrito al 9-N sino en su perspectiva más amplia, será digno de estudio en las facultades de Ciencias Políticas. Y la vuelta a la tortilla que puede haber dado Artur Mas a su situación política de aparente cuasidefunción hace apenas unas semanas es digna de admiración. Hay que recordar que CDC está herido en su corazón político y sentimental por el caso Pujol, en cese temporal de la convivencia con su socio de Unió y, hasta hace unas semanas, parecía arrastrado en su discurso soberanista por ERC, subida a la ola del sorpasso. Pero llegó el 9-N, se celebró el proceso participativo y Mas no solo no dio un paso atrás en favor de los colectivos sociales, sino que además salió en rueda de prensa dominical y nocturna capitalizando la jornada, con la ayuda seguro que no buscada de una Moncloa silente. Y el Mas en retirada puede ser ahora el hombre fuerte del soberanismo catalán -la querella del fiscal general del Estado no viene sino a apuntalar su figura, gran maniobra de alguien- aglutinante de un espectro social mucho más amplio que el tradicional de CDC, es de sospechar que para desesperación de ERC, gran detractor de la lista unitaria. Hoy, nuevo capítulo.