el viejo colegio de Izarra -propiedad a la sazón del Deportivo Alavés- se convirtió hace ahora tres años en una moneda de oro en el canje financiero con la Diputación alavesa que apañó el club albiazul para saldar la mitad de la deuda millonaria que arrastraba con la Hacienda foral, desbrozar el camino al posterior negocio de Josean Querejeta y garantizar la supervivencia del Glorioso. El anterior equipo de la Diputación salvaba así al Alavés, pero se quedaba con un paraje inmediatamente desvalorizado que intentó revitalizar a través del interesante proyecto de asistencia sociosanitaria que le presentó una empresa privada del sector para levantar sus instalaciones en Izarra. Sin embargo, como ha sucedido con otros muchos, también este proyecto se quedó durmiendo el sueño de los justos ante la fuerte inversión que requería en un momento de crisis y turbulencias financieras. A partir de ahí, Izarra ha caído en un lamentable estado de abandono -como da cuenta el reportaje que publica hoy DNA- y en estos dos últimos años el actual gobierno del popular Javier de Andrés no ha movido un dedo para albergar alguna actividad o dar utilidad al paraje de Urkabustaiz -por el que condona 200.000 euros anuales de la deuda del Alavés-, ni siquiera para acondicionarlo. La única ocurrencia del equipo del PP ha sido ceder gratuitamente la finca a la empresa abulense Airsofttotal, dedicada a los juegos de simulaciones militares, durante un período mínimo de cinco años. Un pintoresco contrato que convertirá Izarra en terreno de rambos, por el que las arcas públicas no percibirán ni un euro y que la Diputación pretendía ocultar hasta que el pasado viernes lo desveló DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA. Aunque no pudo evitar confirmarlo, Javier de Andrés ha dado la callada por respuesta, aunque fuentes de su equipo dejan caer que en los próximos días se sacará de la manga una cláusula por la que dicha cesión se suspenderá si apareciera otro proyecto con una verdadera inversión empresarial detrás. Para salir del paso. Lo censurable no está tanto en la extravagante actividad de simulaciones militares que desarrollará una empresa de Ávila -aunque resulte irremediablemente objeto de mofa- sino en que después de dos años de dejadez en Izarra, al diputado general sólo se le ocurra jugar a los soldaditos.