TENDREMOS que poner un nuevo nombre a esta forma de hacer política o lo que quiera sea esto que se traen entre manos los de siempre, bien estén un poco a la derecha, o bastante más a la derecha, o a la máxima derecha. El único nombre que se me ocurrió hace ya años, incluso mucho antes de la crisis, fue dictadura de la democracia. Cualquiera hace unos años diría que este nombre es imposible, que es una paradoja. Hoy es totalmente adecuado a mi modo de ver. Estamos totalmente sometidos, desde lo laboral, televisión, sanidad, educación, etcétera. Cada día que pasa hay nuevas noticias, nuevas leyes que nos asfixian. He trabajado en Sanidad treinta y nueve años. Los últimos diez, qué quieren que les diga, deplorables: explotación del personal al máximo, esfuerzo de los trabajadores también máximo para que los pacientes no sufrieran las consecuencias, cosa que no podíamos garantizar por mucho empeño que pusiéramos, claro está. Todo esto muchos años antes de los recortes, así que ahora no quiero ni pensarlo. Gracias a Dios que estoy jubilada y ojos que no ven, corazón que siente... pero un poquito menos. Ahora sufro por los que padecen y padeceremos o pereceremos la sanidad actual y futura. Los trabajadores sufrimos síndromes de Burnout; nos hicieron unos maravillosos test para medir el estrés cuyos resultados nunca supimos. Solamente sabíamos cómo llegábamos a nuestras casas y cómo nos veían nuestras familias, que también sufrieron las consecuencias por ver cómo se deterioraba nuestra salud y nuestras relaciones con los demás. Bueno, aquello quedó atrás para mí, pero ahora es aún peor ya que por mi edad voy necesitando cada vez más ayudas médicas. Hoy por hoy algunas las pago por mi cuenta, como es la osteopatía, la homeopatía, la medicina natural, etcétera. Pero dentro de poco no podré pagarme este tipo de medicinas que me han hecho tanto bien, así que me va a tocar probar la sanidad actual en carne propia. Sanidad gore podríamos llamarla.

0,25% de subida para los jubilados. Mi hija vuelta a casa porque su empresa ha cerrado y su alquiler protegido dejó de estarlo y de 125 euros se lo subieron a 450.

Señores del des Gobierno, si no saben hacer su trabajo, váyanse por favor. Sean éticos, humildes, honrados, no se rían más de nosotros. Dígannos sus verdaderas intenciones además de hundir el país. ¿Nos están provocando? ¿Para qué? ¿Qué más desean de nosotros? Quizá están queriendo que la gente salga a la calle con armas y si hay muertos... pues menos parados, aunque con este modelo de sanidad gore que está quedando no va a hacer falta guerra. Iremos cayendo poco a poco sin las típicas pistolas ni metralletas ni nada por el estilo. Serán armas nuevas llamadas listas de espera, errores de la informática, más número de pacientes para menos profesionales, biopsias programadas con largas esperas cuyos pacientes mueren antes de ser examinados correctamente... Admirables han sido los tanatorios, emprendedores con visión de futuro; ampliación notable y modernización de las instalaciones. Cada vez serán más jóvenes los fallecidos y, por lo tanto, sus familiares y amigos también lo serán, de modo que su estancia allí sea agradable. Invito a los parados a que abran tanatorios, uno por barrio, es el futuro. También tenemos el arma de la educación. Cuantas menos cosas se pregunte cada individuo, es decir, crea que la vida es Gran hermano, Sálvame de luxe, ir vestidos de marcas y con unos tacones (ellas) que ponen en peligro su integridad física y llenan urgencias por esguinces dificultando más la atención a otros pacientes. Pues eso, que España va bien que decía el señor Aznar. Miedo da pensar en nuestro futuro y el de nuestros descendientes.

Curioso. Nadie deja de ir al fútbol. Dejan de ir al cine, al teatro. ¿No os dais cuenta, amigos del fútbol, que un día sin fútbol, cuando queramos hacer una protesta, si dejamos de ir un solo día, nos manifestamos hasta el campo, lo rodeamos y gritamos allí, nuestras protestas serán más efectivas? Vamos a hacer algo distinto por defender nuestros derechos. En el Parlamento, ni caso. En Salud, ni caso. En Educación, tampoco. Vamos a dirigir nuestros malestares al fútbol, mueve millones de personas y de euros. Todo en la misma dirección: usarlo para unos cuantos. Es inmoral lo que cobran los banqueros, lo que roban los políticos, pero también lo que cobran o pagan a los futbolistas. Los clubes no pagan los impuestos, también nos están robando. Es el circo romano actualizado. La crueldad no se ve con claridad en el campo pero la hay. A veces los verdaderos gladiadores están en las gradas y los señores ricos en el palco de preferencia: políticos, rey, grandes empresarios. Y entrenadores en el campo dirigiendo y manipulando las masas fanáticas. El fanatismo no está solo en religiones o ideologías, el fútbol va el primero. Hay estudios sobre ello. Seguro que los sindicatos no promueven un día sin fútbol. No se atreverán jamás a ir contra los intereses de ninguna clase de tiburón, nunca se han atrevido. Seguirán convocando estúpidas huelgas de un día, donde siguen perdiendo los de siempre; pierden dinero, tiempo, energía, paciencia, sin ninguna efectividad. Hay que renovarse. Lo que antes servía, ahora ya no. Quizá la primera convocatoria no sea muy numerosa, pero poco a poco, si se hacen las cosas bien, puede ir ganando adeptos y dejará de ser esquirol (término que no me gusta, buscaríamos otro) el que vaya a trabajar y lo será el que vaya al fútbol. Vamos a ser un poco más listos y que pierdan dinero otros, a nosotros ya nos lo van quitando sin necesidad de entregarlo voluntariamente. Piénsenlo. El dinero que no va a perder por la huelga y el que van a ganar por no ir al fútbol lo podemos destinar a una obra social, a los parados. Vamos a mirar cómo gastamos nuestro dinero y a quién favorecemos. ¿Realmente queremos cambiar algo o tan solo quejarnos?

Ahora bien, lo que más me preocupa sin lugar a dudas es saber si todo lo que dicen los señores del poder se lo creen y si les deja dormir. Esto me preocupa aún más. Las personas que nunca se preguntan sobre su comportamiento creen sus propias mentiras. Su verdad es la única y además nos someten a ella. Simplemente están enfermas. La enfermedad se llama poder y esto no lo curan en la sanidad pública. La salud mental funciona fatal, tendrán que buscar profesionales de pago y especializados en esta común y frecuente enfermedad.