cuando se quiebran los iconos suelen aflorar las caras más crudas de una realidad que ya estaba ahí. La declaración de preconcurso de acreedores de la emblemática Fagor pone en evidencia que la dinámica de las relaciones económicas, la actividad industrial y el mercado no distinguen de modelos de empresa y el más ilusionante puede no ser el más eficiente. Fagor llega al punto de no retorno después de años de crisis severa y de meses de diseñar estrategias a un quinquenio vista, sin resolver las imperiosas obligaciones del mes siguiente. De la experiencia de la reconocida cooperativa del Grupo Mondragón deben salir conclusiones y aprendizajes porque el suyo ha sido el modo más doloroso de experimentar los límites de las estrategias de expansión ante un mercado global y una dimensión también global de los modelos de producción. A Fagor le ha faltado fortuna, sin duda. La cooperativa no es diferente a cualquier otra empresa industrial con un producto necesitado de una demanda dinámica. A Fagor Electrodomésticos le ha herido de muerte la longitud de esta crisis -cuyo final no está a la vista y por ello es más importante aprender de las experiencias dolorosas- y la profundidad de su impacto. El atasco del consumo privado por razones obvias derivadas de la incertidumbre y el desplome de la construcción de nueva vivienda han dejado sin soporte a un gigante local, al que se le ha atragantado su proyecto de crecimiento. Con la inversión realizada y las posibilidades de acometer su amortización casi anuladas por las condiciones del mercado, una estrategia industrial infructuosa y los costes marginales menores de una competencia de dimensiones hercúleas, el recurso meses atrás a la solidaridad del grupo cooperativo sólo ha servido para retrasar lo inevitable. Y lo inevitable es que MCC ha decidido que el miembro enfermo no puede arrastrar a todo el cuerpo comprometiendo su propia viabilidad por una deuda de 800 millones de euros y una estructura cuyo funcionamiento es una máquina de acumular pérdidas. Los cooperativistas han practicado el sacrificio salarial pero la gestión de ese esfuerzo no se ha traducido en una estrategia capaz en términos de viabilidad. Los miles de empleos entre socios y proveedores merecen un apoyo más realista.