ESTE Ayuntamiento se muestra especialmente generoso con ciertos ciudadanos. Por ejemplo, con quienes desean alquilar el Iradier Arena, que es como ahora se denomina la plaza de toros (debe de molestare a alguien oír plaza de toros, por eso hay prebostes que se empeñan en bautizar con pomposos y aventureros nombres estructuras que son lo que son, y además lo parecen). Hubo tarifa reducida para un circo, que tenía que haber pagado 264.000 euros y sólo se le facturó 2.644; total, son sólo dos ceros menos. Y existe, digamos, una cierta relajación en la necesaria diligencia con que debería conducirse el Ayuntamiento a la hora de exigir el pago de la tasa de basuras a dos sedes cuarteleras: la de la Guardia Civil en Sansomendi y la del Ejército -¡ar!- en Araka. Dicen nuestros próceres que la eliminación de ceros en la tarifa de la plaza de toros es para dinamizar el espacio, lo que significa que quieren que se alquile más, aunque sea por dos duros. Estupendo, pues. Respecto a la tasa de basuras perdida entre los dos acuartelamientos, verde y caqui, continúa la espera. ¿Paciencia infinita? Estupendo también, pues. Veamos, dilectos prohombres: ¿qué les parecería rebajar un 80% el precio de los aparcamientos subterráneos de la ciudad que sean de propiedad municipal, ya que se usan poco y, al parecer, importa más que se usen?; ¿estarían dispuestos a aplazar meses, e incluso años, el cobro anual de la tarifa de las instalaciones deportivas, tal como hacen con los uniformados? Son sólo dos ejemplos; seguro que se les ocurren más.
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