nos hemos quedado sin José Manuel Goikoetxea, Fardel. Bien que lo sentimos. Muchos, como amigos. Otros muchos más, como gentes que hemos compartido proyectos, compromisos y valores con él a lo largo de esos excesivamente cortos 61 años de vida. La iniciativa que -empujados por muchos- hemos organizado los firmantes de este artículo tiene que ver con estos proyectos, compromisos y valores compartidos. No queremos que su ausencia signifique también el olvido de tales compromisos. Y, todavía menos, su quiebra hacia el futuro.
No es, pues, un homenaje al uso lo que pretendemos organizar este sábado 13 de abril en Arantzazu. Nuestro propósito es juntarnos con el objetivo de, al calor intenso del recuerdo de Jose Manuel, reafirmar y reactualizar proyectos, valores y compromisos que hemos compartido con él hasta ayer mismo.
Arantzazu ha sido y es para muchos vascos -guipuzcoanos, vizcainos, alaveses, navarros, labortanos o suletinos- un lugar emblemático por diversos motivos, no sólo religiosos. Queremos que lo sea también en el futuro. Así lo quiso Jose Manuel y bien que se comprometió en ello. Compartimos ese proyecto y deseamos renovarlo.
Con Fardel compartimos también un compromiso con la política. Fue un compromiso desde un nacionalismo no sólo plenamente democrático, sino también profundamente respetuoso de las diferentes formas de ver el futuro de Euskadi. Y no digamos de su compromiso por el radical respeto a la diversidad del País Vasco en su conjunto sin reservas mentales y sin exclusiones, por la sociedad vasca -de todos los hombres y mujeres que la componen- en su diversidad y complejidad.
Con Fardel compartimos un tercer compromiso no fácil de definir con un solo término. Nos referimos a ese compromiso que puede constatarse en su trayectoria profesional y vocacional a favor de los baserritarras, ganaderos, pastores, viticultores, pescadores y todos esos grupos para los que otros no veían futuro, aconsejaban prestar poca atención o simplemente desentenderse. Y Jose Manuel, sin embargo, se comprometió para que tuvieran ese futuro en medio de una sociedad que se declaraba industrial y de servicios, progresivamente globalizada y fácilmente olvidadiza de sectores débiles o minoritarios como los citados.
Y con Jose Manuel Goikoetxea compartimos, en todos los quehaceres, el compromiso a favor de la complicidad, por hacer las cosas compartiendo, eso que hoy algunos llaman trabajo en red. Siempre luchó para que los proyectos, su definición y ejecución, fueran llevados a cabo con la participación cómplice de todos los afectados.