el Baskonia de los 17 triunfos consecutivos con Tabak se ha desplomado y ahora recuerda al de la última época de Ivanovic. Entonces se decidió destituir al entrenador y, como los jugadores reaccionaron, se consiguió acceder al Top 16 y llegar con cierto optimismo a la Copa. Pero el mal seguía ahí, latente, esperando a que se evaporase la efervescencia para resurgir y predominar sobre todo lo demás, nuevo técnico incluido. Una vez transcurridos los objetivos inmediatos -Euroliga y Copa- la falta de química entre los jugadores ha vuelto a aflorar y otra vez quedan relegados la solidaridad y el espíritu colectivo, imprescindibles para la buena marcha de un equipo. Tabak es menos duro que Ivanovic, pero no dudó en calificar de "vergüenza" el rendimiento ofrecido por el Caja Laboral en la cancha del Olympiacos. Luego se armó el taco en el vestuario. Resultó patético comprobar la falta de compromiso de algunos jugadores -son egoístas o soberbios, se llevan mal y se nota- así como los desesperados intentos por parte de otros de hacer la guerra por su cuenta. Pero ninguno de ellos es tan bueno como para resolver por sí solo las carencias del grupo. El Baskonia actual está formado por jugadores normales salpicado por algunos presuntos proyectos de brillante futuro. Tabak debe ser consciente de que así no va a ninguna parte. Debe dar toques reales de atención y rebajar los egos. Lo importante es el equipo y él es el jefe. Si le siguen bien y, si no, que se atengan a las consecuencias. El público de Vitoria perdona las derrotas, pero esto no.
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