toda la escuela vasca mostró ayer una fotografía sin precedentes al hacer piña en contra de la ofensiva que supone -en términos lingüísticos y pedagógicos- la reforma que impulsa contra viento y marea el ministro del PP José Ignacio Wert, tanto por la pretendida uniformización del curriculum y españolización del sistema de enseñanza en todo el Estado como por sus componentes regresivos en el plano de la educación en valores. Que las familias de la red pública vasca, la federación de ikastolas, los colegios privados religiosos o laicos, los centros de FP y hasta los sindicatos de distintos signos cerraran filas por primera vez entorno a un único manifiesto que llevarán este viernes al Parlamento de Vitoria supone un gesto que revela hasta qué punto la ley Wert ha despertado la alerta entre los distintos agentes de la comunidad escolar en defensa del sistema educativo vasco. Se desconoce si el ministro de Educación calibra el profundo rechazo que, incluso desde muy distintas sensibilidades, ha provocado en Euskadi una reforma caracterizada por la centralización, por la reorientación ideológica de los contenidos y por la supremacía del castellano sobre el empleo del euskera o el catalán como lenguas vehiculares. La consejera vasca Cristina Uriarte se lo hizo saber en su primera reunión, pero ayer fue una veintena de colectivos que trabajan directamente en la enseñanza quienes tomaron la iniciativa al considerar que los objetivos de la ley "no se adaptan a nuestra realidad" y acarrearán "graves consecuencias". Y es que, tras el proyecto del Gobierno de Rajoy no está simplemente la necesidad de implantar un nuevo modelo educativo para mejorar el anterior -la misma tentación por la que han pasado todos los ministros del PSOE y del PP, que han desarrollado hasta doce reformas en tres décadas-, sino que va mucho más allá. Supone una peligrosa deriva hacia la recentralización del Estado en la medida en la que concede al Gobierno central un buen cúmulo de decisiones y contenidos educativos que hasta ahora formaban parte de las competencias exclusivas del sistema educativo vasco. El Parlamento Vasco ya pidió en enero -con el apoyo de todos los grupos salvo el PP- la retirada de la reforma, pero el ministro Wert parece enrocado en su cruzada.