el pacto presupuestario para 2013 que han alcanzado los grupos del PNV y PP en el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz está generando multitud de opiniones de todo tipo. Mas allá de la valoración del contenido del acuerdo que, como en todos, presumo suficientemente satisfactorio para ambas partes, pero absolutamente insuficiente para quienes no tomaron parte del mismo, quiero reflexionar sobre el futuro.
Para situar ese camino por recorrer hay que partir de una premisa que, si se oculta, puede distorsionar el análisis. El grupo municipal del PNV no ha alcanzado un acuerdo obligado por el partido ni pensando en otros acuerdos. Es decir, el intercambio de cromos entendiendo como tal, que supondría apoyar al PP en Gasteiz a cambio de que éste lo haga en Bizkaia y en el Parlamento, no se ha producido. Lo que acabo de expresar no es una manifestación sin soporte. Ya en el pasado ejercicio EAJ-PNV realizó intentos de acuerdo presupuestario para Vitoria-Gasteiz con el gobierno y con los grupos de la oposición. Era tan firme la posición del grupo nacionalista para dotar de presupuestos a Gasteiz, que el alcalde retiró el proyecto.
Iniciado el debate el pasado mes de diciembre manifestamos la voluntad de llegar a un acuerdo. No pudo ser porque para un acuerdo se necesitan, al menos, dos partes y una de ellas, el alcalde, no estaba interesada en ese momento. Retomado el proceso la pasada semana, ahora sí ha sido posible. Y lo ha sido por la aplicación de la necesaria flexibilidad por ambas partes.
El análisis comparativo entre el proyecto presentado públicamente por EAJ-PNV al término de la primera etapa negociadora y el resultado final permitirá ver que el núcleo de las propuestas y de las prioridades enunciadas se ha mantenido, sin que se vean cambios bruscos de orientación que puedan hacer creer que ha habido injerencias externas que hayan forzado a llegar al acuerdo presupuestario.
Pero la actividad municipal sigue y algunos se preguntan qué camino seguirá Gorka Urtaran de ahora en adelante y cual será su relación con el alcalde y con el PP. El portavoz del PNV ha venido manifestado desde la campaña electoral que le llevó al Ayuntamiento su interés por desarrollar una nueva forma de hacer política. Ha puesto por encima de todo las necesidades y prioridades de las personas, la generación de empleo y desarrollo económico y el mantenimiento de unos servicios públicos de calidad. Eso se ha llevado a la negociación presupuestaria y se ve reflejado en el proyecto de Presupuesto que, no se olvide, está condicionado por la situación económica que vivimos y por los intereses de la otra parte.
Del respeto a lo pactado, de la transparencia en la gestión de los proyectos y programas incorporados y de la fluida comunicación entre las partes dependerá el futuro de las relaciones entre PP y PNV. De eso, fundamentalmente, aunque lo que pase en otras instituciones también tendrá su peso.
Todo ello sin olvidar que un acuerdo presupuestario no es un acuerdo de gobierno. Que el reparto de roles entre el PP y el PNV es claro: el primero es gobierno y el segundo, oposición. Y que para que la democracia sea real cada uno debe desempeñar su papel. El de EAJ-PNV es doble. Por una parte, exigir el cumplimiento del acuerdo y verificar su cumplimiento y por otra, seguir con la labor de control al gobierno municipal, sin dejar de hacer aportaciones en todos los ámbitos de la actividad municipal.
En esa tarea de control y seguimiento será necesaria la aportación de todos los colectivos sociales, destinatarios de varios de los programas incluidos en el proyecto presupuestario, ya que nuestra capacidad de control, en caso contrario, se limitará a nuestras propias fuerzas, que desde la oposición no son comparables con la capacidad de control que garantiza el aparato administrativo municipal.
Con esas premisas como guía de viaje, se puede hacer el camino con el alcalde y el PP y, también, con Bildu y PSE-EE, si ellos quieren. Nuestra meta no cambia: un futuro sostenible para Vitoria-Gasteiz social, económica y medioambientalmente posible.