resulta que los bancos y cajas llevan expropiadas cerca de 3.000 viviendas o más porque los propietarios, sus clientes, no pagan a tiempo, o nunca, las cuotas mensuales del crédito. "Si no pagas te lo quito", y así ha sido y sigue siendo aunque de cuando en vez se consigue parar o al menos retrasar algún desahucio, sobre todo si el gesto trasciende a la opinión pública que ya se sabe lo mala que es la mala publicidad. A veces, alguna entidad decide echar el freno, bien por un arranque de compasión bien porque se están hartando de absorber tanto piso devaluado que tampoco les reporta demasiado, salvo disgustos. Y escucho y leo críticas furibundas contra los bancos expropiadores y también se deslizan de vez en cuando opiniones comprensivas por aquello de que la ley es la ley. Y así vamos, quedándonos sin pisos y sin inmobiliarias -total, ¿para que?- hasta que surge otro problema: los bancos, algunos que no todos, empiezan a ser morosos y no les da la gana apoquinar las cuotas mensuales de la comunidad correspondientes a los pisos embargados. Y ya deben 225 millones de euros por estos impagos y los vecinos se quejan porque tienen que rascarse más ellos el bolsillo para poder seguir disfrutando de luz en la escalera, arreglar algún desperfecto y afrontar una mínima limpieza de espacios comunes no vaya a ser que aparezcan ratas o cualquier otro bicho. "Si no pagas te lo quito", siguen amenazando los bancos. Ya, pero si ellos no pagan no hay quien les expropie. "La ley es igual para todos", que decía Juancar. ¡Ja!