El Boletín Oficial del Estado acaba de publicar las variedades de vid que se pueden cultivar en las distintas comunidades autónomas y, sorprendentemente, vemos que nuestra vinífera chacolinera por excelencia, la hondarrabi zuri, además de en algunos lugares del País Vasco se puede cultivar en Castilla-León, en Cantabria y... en La Rioja. Ahora me explico unas recientes declaraciones de un grupo bodeguero logroñés que decía que podían hacer en tierras riojanas un txakolí tan bueno o mejor que el genuino vasco.
¿Cómo es posible que hoy se pueda plantar la hondarrabi zuri en Gipuzkoa, Bizkaia, Cuadrilla de Ayala, Cantabria, La Rioja, Burgos? y no se pueda plantar ni ésta ni otra vinífera en muchos pueblos de Álava que han sido vitícolas durante siglos? ¿cómo es posible que se pueda plantar en Miranda y no en Zambrana ni en Espejo ni en la mayoría de los pueblos de Álava?
Y no me refiero a unas grandes plantaciones, sino a pequeños proyectos locales que alegrarían el paisaje y dinamizarían algunas explotaciones agrarias de las comarcas alavesas de Valles o la Montaña. En conjunto apenas unas docenas de hectáreas de viña que, amparadas bajo una nueva Indicación Geográfica (Arabako Zuriak o Blancos del Zadorra y el Bayas, por ejemplo), abriría una posibilidad interesante en dos comarcas deprimidas sin afectar a los intereses de nuestras dos denominaciones emblemáticas Rioja Alavesa y Arabako Txakolina.