Recientemente recibimos en nuestro comercio familiar la visita de los técnicos de una empresa que se dedica a revisar las balanzas de pesas. Se trata de una inspección rutinaria que se supone que exige la Administración a las comercios que utilizamos las balanzas como herramienta de trabajo.

La labor de los técnicos consiste simplemente en colocar varias pesas en las balanzas y comprobar si éstas funcionan correctamente. Un labor rápida, de apenas unos minutos. Pues bien. El desembolso económico que exige semejante tarea resulta del todo excesivo: 65,80 euros por cada una de las revisiones, es decir, un total de 131,6 euros.

Se trata de un precio abusivo, más propio de un timo que de una inspección administrativa. El aumento del coste de la revisión resulta espectacular, por excesivo. Hace dos años, la misma revisión costaba unos 50 euros, es decir, la tasa se ha incrementad un 30%.

En plena crisis económica, con constantes cierres en el sector del comercio, es impropio de una administración pública cobrar unas tasas tan elevadas para servicios como éste. No estamos en contra de que la Administración vigile y revise nuestras herramientas de trabajo, pero lo debe hacer con unos precios acorde a los servicios que presta. No se puede cobrar 65,80 euros por poner unas pesas en una balanza y una pegatina que sustituye a la que se colocó dos años antes.