Seguramente no lo sabíamos, pensabamos que era muy justito para andar por casa, incluso algunos le consideraban un chisgarabís o algo parecido, pero mira por donde nuestro presidente del Gobierno ha dado la campanada dejándonos boquiabiertos a propios y extraños, porque ha tenido la genial idea de que trabajando más tiempo y cobrando menos los problemas económicos que estrangulan a millones de personas se empezarían a arreglar.

No es fácil esperar que quienes se dicen representantes de la clase trabajadora vayan a aplaudir la idea y de una vez ejerzan la función para la que fueron elegidos. Aunque en sus largas mangas Zapatero parece tener siempre el cuerno de la abundancia para quien le interesa y ello nos demuestran las circunstancias tiene la virtud de tapar muchas bocas.

Aumentar la edad de jubilación y el cómputo de años de cotización a la Seguridad Social no es nada bueno para el futuro de la clase trabajadora porque la merma está servida. Además va totalmente en contra de lo que ha preconizado continuamente en todo tipo de negociación colectiva las centrales sindicales: menos horas de trabajo y más sueldo.

Continuamente se nos refresca la memoria con los sueldos y pensiones de países de nuestro entorno y la diferencia es muy considerable en cuanto a lo bajo de las nuestras. Este mismo mes de enero miles de pensionistas han visto como su pensión pese a la subida del 1% se veía disminuída hasta en más de 20 euros.

Debería salir una propuesta para que Zapatero sea nominado al próximo Nobel de Economía. Si a Obama le dieron el de la Paz tampoco debería extrañar que nuestro presidente obtuviese el de Economía. Seguramente habrá muchos interesados en aprobar la propuesta; se me ocurre por ejemplo la secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín, que con sus 20.000 euros al mes lo debe ver de lo más apropiado, o algunos banqueros que cometieron desmanes y siguen chupando de la cometa mientras pagan menos intereses por el dinero que se les confía y cobran más intereses por los créditos que de vez en vez conceden.

Fernando Semprún Romeo

Vitoria-Gasteiz