"El blues es la verdad, algunos días son buenos y otros son malos”Lolo Vasco
Puede que Paul San Martín (Donostia, 1979) no acapare grandes titulares, ni venda miles de discos ni siquiera se convierta nunca en un artista especialmente conocido fuera de los limitados confines del piano blues. Este músico culto y educado es de esas personas que no alza la voz, y mucho menos dice una mala palabra o habla mal de alguien. Pudo haberse labrado una carrera más ambiciosa fuera de Gipuzkoa, pero ha decidido quedarse en Donostia. Con las cosas buenas y malas de ser músico en una pequeña ciudad. Además de como artista profesional, Paul también se gana la vida dando clases de piano. Con 15 años se subió por primera vez a un escenario. En los años 90 lideró un excitante combo de r&b con claras influencias de los años 60, los Roadrunners. Lo más cerca que ha estado de tocar las estrellas ha sido como miembro de la banda de Álex Ubago. Por aquella época, a principios de los dos miles, con el grupo Stayblues ya recreaba la tradición del blues en pequeños garitos y festivales. Hermano de Xabier San Martín, teclista y compositor principal de La Oreja de Van Gogh, el pianista donostiarra es un viejo conocido del circuito musical local, así como del Jazzaldia, donde ha actuado más veces que Jamie Cullum.
¿El blues es un estilo en vías de extinción?
-El blues es una de las formas de arte más valiosas surgidas a lo largo del siglo veinte. Su influencia es inabarcable y por lo tanto perdurará, a pesar del continuo esfuerzo de los festivales por subsistir y de la inexorable pérdida de la mayoría de músicos de blues originarios.
Los bluesmen del Misisipi suelen decir que es un sentimiento y una emoción, más o menos como se suele definir el flamenco. ¿Qué significa para usted?
-El blues se remonta al dolor de los esclavos africanos al ser arrancados de sus hogares y llevados a las plantaciones de EEUU. Poor Boy, A Long Way From Home, ese es el origen. A partir de ahí se puede extrapolar a cualquier sentimiento de anhelo, melancolía y alegría también. Yo me quedo con lo que decía John Lee Hooker: “El blues es la verdad. Algunos días son buenos y otros son malos”.
"La influencia del blues es inabarcable y, por lo tanto, perdurará”
¿Quién ha sido el más grande? ¿Robert Johnson? ¿Charlie Patton?
-Tenemos la costumbre de categorizar. Si hablamos de música clásica, ¿Mozart es más importante que Beethoven? Pues aquí ocurre lo mismo. Patton influyó mucho en el estilo de Johnson, ambos aportaron su técnica, pero ninguno es más importante que otro. Algo que me gusta mucho del blues es que recorre todo Estados Unidos, generando escuelas y estilos propios de lugar. De esta forma contribuye a entender la historia del país.
Le tira lo clásico: en el álbum creado al alimón con Itziar Yague, reivindica a Bessie Smith, que destacó en los años 20 y 30 del siglo XX. ¿Hay algo actual que le interese?
-Itziar y yo compartimos la querencia por el blues clásico, que se caracterizó por la presencia de mujeres como figuras clave del género. Queríamos rendir homenaje a Bessie Smith, la que fuera reconocida como la emperatriz del blues. Fuera del blues, soy un enamorado del rock argentino (Fito Páez, Charly García, Luís Alberto Spinetta…). Sigo a Páez desde hace muchísimos años, tengo todos sus discos. Este pasado julio fui a verle en directo a Madrid.
En el disco solo hay piano y voz, y además está editado en vinilo. ¿Es para captar mejor la autenticidad? ¿Para emocionar con lo justo, sin otras distracciones?
-La mayoría de las grabaciones de Bessie Smith en los años veinte son a piano y voz. Pianistas maravillosos como Fletcher Henderson, James P. Johnson o Clarence Williams. Era el formato idóneo.
¿Usted es músico porque le tocó serlo?
-Nada más lejos. Cuando terminé el instituto, tuve una crisis vital muy fuerte. Me puse a estudiar Derecho, pero yo lo que quería era ser músico. Después de dos años, les planteé a mis padres muy seriamente mis intenciones de dedicarme a la música. Ellos aceptaron con una condición, tendría que estudiar piano de forma oficial con su titulación correspondiente. Y eso fue lo que hice.
El pianista que siempre está ahí
Paul San Martín es como ese amigo apañado al que llamas para que te eche una mano en un apuro y, si está libre, siempre dice que sí. Desde la banda The Romanticos de Iker Piris, pasando por el fallecido cantautor rock Rafael Berrio, el grupo de pop Amateur o la arrolladora banda Noa & The Hell Drinkers, San Martín ha participado en más de una veintena de lanzamientos de artistas o grupos guipuzcoanos en los últimos 15 años.
Durante años se le ha visto formando tándem junto al batería francés Romain Gratalon. Y, por supuesto, ahí está su paseo por la fama del pop con Álex Ubago. Lo que iban a ser dos conciertos sueltos, se convirtió en una gira internacional de más de 100 actuaciones en el Estado, México, Argentina…
¿De adolescente llegó a ser mod? Con su primera banda, los Roadrunners, emulaban a los grupos británicos de r&b de los 60...
-Cuando eres adolescente y tienes una epifanía, queda marcada con una fuerza especial. A mí me ocurrió con el blues. Mis amigos y yo íbamos descubriendo a los bluesmen afroamericanos a la par que a los grupos de rhythm & blues británicos como los Stones, los Animals, los Pretty Things, etc, que a su vez ayudaron tanto al resurgimiento del blues en los 60. Con Roadrunners tocamos en varias concentraciones mod y nos identificábamos con el movimiento. A los dieciséis años uno quiere reivindicar algo que cree que no tiene el reconocimiento que merece.
El disco homónimo de Stayblues (2007) no ha envejecido nada mal. ¿Los grupos tienen ahora demasiada prisa por subir un tema a Spotify y triunfar?
-Tengo mucho cariño a ese disco de Stayblues (mi segunda banda), que recoge, de alguna manera, diez años de trayectoria. Además, fue de los últimos discos que se grabaron en los estudios IZ. Los tiempos han cambiado. Aún me sorprende que en nuestra generación, cuando queríamos escuchar o nos gustaba una banda, la única manera de acceder a su música era comprando el disco. Eso hoy es impensable.
El piano blues no es precisamente un género de masas. ¿Cómo se las ingenia para poder vivir de la música en Donostia sin renunciar a su pasión?
"El blues es una de las formas de arte más valiosas surgidas en el siglo XX”
-Compagino las clases de piano con los conciertos. Precisamente viajo a Barcelona cada noviembre para tocar en el MEAM. También toco en París de cuando en cuando, en la icónica Caveau de la Huchette. Pero me gusta volver a casa.
¿El éxito para usted es el ratito de tocar el piano y que la gente disfrute?
-Tocar la música que me apasiona y rendir tributo a la gente que tanto ha influido en mí.
¿Que el Altxerri haya reabierto es un inesperado rayo de esperanza en la escena local y de jazz en San Sebastián?
-Claro que sí. Fíjate, en Madrid cierra el Café Central, en Barcelona el Milano… Necesitamos lugares a los que poder ir a actuar, pero también a ver conciertos o simplemente escuchar buena música.
¿Cuál es su canción favorita de La Oreja de Van Gogh?
-Me gusta Mariposa de La Oreja. Luego está Ni una sola palabra que escribió mi hermano y canta Paulina Rubio.