Momentos mágicos, cuando dos corazones se encariñan, momentos mágicos, recuerdos que hemos compartido”. Así arranca Magic Moments, la primera canción que Elvis Costello, siendo aún un niño, escuchó del compositor, arreglista y productor Burt Bacharach, una institución de la música del siglo XX autor de himnos como The Look of Love o I´ll Never Fall in Love Again, algunos de ellos ligados al cine. Ahora es Costello quien recuerda aquellos meses mágicos cuando, hace ahora 25 años, compartió con Bacharach, fallecido recientemente, ese maravilla titulada Painted from Memory (Universal), ampliada ahora con inéditos y directos.
La reedición de este disco mágico puede parecer la recurrente operación de marketing que sucede a la muerte de grandes artistas, en el caso de Bacharach el pasado 8 de febrero, a los 94 años, pero dista de ser una realidad.
Costello trabajaba en ella desde hacía tiempo, para ofrecer un tributo a un compositor excelso, autor de sedosos arreglos orquestales –algunos ligados a películas como Dos hombres y un destino y Arthur, el soltero de oro– que coronaron las listas de éxito del pop elegante y trajeado sin él que diera nunca la cara. Ya lo hicieron por él Perry Cuomo, Dusty Springfield, Nancy Wilson, The Shirelles, Doris Day, Dianne Warwich, Frankie Avalon…
El peso del azar ha querido que la recuperación de Painted from Memory, disco compartido entre el británico y el estadounidense, coincidiese con la muerte del veterano compositor, cuya música es, en palabras de su amigo, “íntima, elegante, apasionada, tórrida y hasta erótica”.
En estos términos se refiere Costello a himnos como The Look of Love o I´ll Never Fall in Love Again casi tres décadas después de esos recuerdos compartidos que cumplieron el sueño de un Elvis infantil que descubrió a Burt en su casa familiar, a finales de los 50, con canciones como Magic Moments y The Story of My Life, casi siempre compartidas con el letrista Hal David.
La reedición de este disco, que abrió la música elegante y sofisticada, entre el jazz ligero, el pop más romántico y la bossa nova brasileña a generaciones más jóvenes e indies, se concreta ahora en The Songs of Bacharach & Costello, que está disponible en un doble CD y vinilo con sonido remasterizado y en digital, y se completa en una caja de lujo con múltiples inéditos y rarezas, varias destinadas a un musical que no fructificó, además de múltiples directos.
La caja aporta también un emotivo y largo ensayo de Costello sobre Bacharach y obra, y sus momentos compartidos, además de fotografías inéditas, bocetos iniciales de letras y notas de las sesiones.
Al final, el lanzamiento reúne todas las canciones compartidas por ambos, trabajo que se inició en 1995 con I´m Not Angry y What´s New Pussycat?, y prosiguió con God Give Me Strength –vía fax, era el siglo XX–, tema de Costello que Burt llevó al éxtasis con un fliscorno en su introducción. “Ahora que no tengo nada, Dios dame fuerzas… ella se llevó mi última oportunidad de ser feliz”, canta Elvis dolorido en esa canción que cierra esa joya titulada Painted from Memory. “Escribir esa canción y haber parado habría sido ridículo”, escribe el autor de She y Watching the Detectives.
Joyas orquestales
Esas sesiones compartidas en Nueva York y California en 1998 dejaron joyas orquestales como Toledo, In the Darkest Place, This House is Empty Now o The Sweetest Punch, repletas de melodías arrebatadoras y sensuales, arreglos exquisitos de cuerdas y sutiles metales, y de voces femeninas de apoyo que evocan los estándares de jazz y el soul ligero, a excepción de la más rítmica y funky The Long Division. Canciones de amor/desamor que le cantan a ese lugar oscuro en el que se sufre al ser abandonado y pierde toda esperanza, a las dudas –“tengo a otra chica en la cabeza”– o al dolor más feroz en baladones como My Thief, donde se alude a una mujer ladrona de sueños que “no puede ser mi amante”.
“No te sorprendas si suenan violines”, le canta en falsete Elvis a su amor en Such Unlikely Lovers. Suenan también en la mayoría de inéditos, que, al igual que las ya conocidas, reflejan “las historias e impulsos de gente obsesiva, infiel, destructiva y vanidosa, que es traicionada y se siente decepcionada de la vida aunque desea tiernamente un tiempo más feliz”, escribe Elvis.
Ahí destacan desde You Can Have Her y Look Up Again, registradas en 2021, a las versiones en esqueleto de Cassandra Wilson y el guitarrista Bill Frisell, pasando por la visión instrumental del clarinetista de jazz Don Byron de My Thief, Jenni Muldaur acercándose al musical o participaciones de Elvis con sus The Imposters.
Finalmente, se incluyen temas extraídos de las escasas veces que Elvis y Burt compartieron escenarios, así como del británico junto a su pianista Steve Nieve, con el que realizó una gira con este repertorio.
Ahí suenan preciosas Toledo, In the Darkest Place, God Give me Strengh, entre aplausos del público y con algún bajo ocasional, siempre reducidas al máximo de voz, piano y guitarra, demostrando su calidad compositiva incluso sin la ampulosidad orquestal de Bacharach.
Y, por si fuera poco, Elvis rescata I Just Don´t Know What to do With Myself, tema del maestro que en 1997, cuando empezaba, ya interpretaba en vivo con sus Attractions, así como un nostálgico Baby It´s you, junto a otro maestro como Nick Lowe. Una reedición mágica de dos grandes.