El cambio de tono del presidente Luiz Inácio Lula da Silva frente a la crisis en Venezuela dificulta el papel mediador de Brasil y es visto por analistas como un reflejo de la encrucijada en la que está inmerso el líder progresista al querer equilibrar los intereses de su país y los de su partido.

Lula ha endurecido su discurso frente al resultado de las elecciones presidenciales en Venezuela, en las que, según el Consejo Nacional Electoral, salió victorioso el presidente Nicolás Maduro, aunque son consideradas un "fraude" por la oposición.

De calificar como "normal" el proceso electoral, el mandatario brasileño ahora dice que Maduro "sabe que le está debiendo una explicación a todo el mundo" por no haber publicado las actas electorales.

"Esa ambigüedad, esa confusión (en el discurso) no tiene ningún sentido", aseguró en declaraciones a la agencia EFE Sérgio Praça, profesor de la Facultad de Ciencias Sociales de la Fundación Getulio Vargas.

El doctor en Ciencias Políticas señaló que los errores no han sido solo en el discurso sino también en las propuestas que el mandatario brasileño ha hecho esta semana a través de entrevistas a medios locales para apaciguar la crisis poselectoral en Venezuela.

Lula sugirió la celebración de nuevas elecciones -algo que fue rechazado por Maduro y por la oposición- o la formación de un gobierno de coalición que integre miembros del chavismo y de la oposición.

"Eso es aún peor, porque es una dictadura y ¿cuándo una dictadura comparte el poder?", señaló el analista.

Distanciamiento de Maduro

El cambio de postura de Lula evidencia un distanciamiento de Maduro, al que llegó a recibir con honores en el Palacio presidencial de Planalto el año pasado, cuando lo defendió públicamente como presidente venezolano.

El propio Lula admitió este jueves que la relación entre ambos se ha "deteriorado" como fruto del "deterioro de la situación política de Venezuela" y reveló que no hablaba con Maduro desde antes de los comicios.

Un día después, Lula dio un paso más en sus declaraciones y calificó al Gobierno del país caribeño como "un régimen muy desagradable, con una tendencia autoritaria".

Estas palabras dificultan aún más la posible mediación de Brasil, uno de los países que ha optado por no reconocer a ningún candidato como ganador de los comicios hasta que se divulguen las actas oficialmente.

Desde las elecciones del 28 de julio, Lula ha intentado llevar adelante una suerte de mediación junto con los presidentes de Colombia, Gustavo Petro, y México, Manuel Andrés López Obrador, pero este último se ha distanciado de ese proceso en los últimos días.

"Nadie consigue resolver ese problema con diplomacia", comentó Praça.

La encrucijada política de Lula

Para el experto, Lula está siendo "extraordinariamente mal asesorado" en una situación "muy difícil" que pude ocasionar una crisis diplomática con Venezuela o consecuencias políticas para el mandatario brasileño.

"Si él, digamos, no aceptara la supuesta victoria de Maduro y aceptara la de la oposición -que es la que realmente ganó- esto crearía una crisis diplomática con Venezuela y una crisis interna en su partido", enfatizó.

Un día después de las elecciones, el Partido de los Trabajadores (PT), la mayor formación de izquierda de Latinoamérica y liderada por el presidente brasileño, calificó los comicios como "democráticos y soberanos" y a Maduro como presidente "reelegido".

Aunque Lula aseguró este viernes en una entrevista radial "no estar de acuerdo" con lo que dijo entonces la dirección del PT, la decisión que tome puede dejarle "pésimas" consecuencias políticas y diplomáticas, según Praça.

El experto insistió en el mal asesoramiento del mandatario brasileño, en particular por parte del excanciller Celso Amorim, un diplomático de vieja data y amigo cercano de Lula que goza de buena estima por parte de los líderes de izquierda de América Latina.