- Las autoridades de Kazajistán confirmaron ayer la muerte de “decenas” de personas que intentaron irrumpir en la noche del miércoles en varias sedes administrativas en la ciudad de Almaty en las protestas de los últimos días por el aumento de los precios del gas licuado. Asimismo, las autoridades informaron de la muerte de 18 agentes de seguridad, mientras las primeras tropas rusas llegaron ayer al país para sofocar las revueltas.
La portavoz del cuerpo policial de Almaty, Saltanat Azirbek, indicó que “decenas de atacantes han sido eliminados”. Además, Azirbek cifró en 18 el total de agentes muertos en los enfrentamientos, si bien se estima en 800 la cifra de militares y miembros de las fuerzas de seguridad que han sido heridos. En particular, se observaron graves enfrentamientos en la céntrica plaza de la República, donde los uniformados abrieron fuego contra los manifestantes “que iban armados”, según informaron a la agencia rusa TASS testigos, que aseguraron ver heridos y muertos, aunque no supieron valorar la cantidad de bajas.
La administración de Almaty informó de que “un grupo de terroristas fue aniquilado junto a la sede de la dirección de la policía del distrito Almaly de Almaty” en el marco de las acciones de la policía para recuperar el control de la ciudad.
Las manifestaciones comenzaron el pasado 2 de enero, inicialmente pacíficas y en protesta por el alza considerable de los precios del gas licuado, el principal combustible automotriz utilizado en el país. Sin embargo, dos días después derivaron en una escalada de violencia que puso en tela de juicio la capacidad de la policía y el Ejército de controlar la situación.
Y es que se trata de las mayores protestas que han sacudido la nación centroasiática desde su independencia: solo en la jornada del miércoles los manifestantes tomaron y destruyeron sedes administrativas, canales de televisión, negocios y servicios públicos. Ante esta situación, el presidente kazajo, Kasim-Yomart Tokáyev, tomó las riendas del Consejo de Seguridad y solicitó ayuda a la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), alianza militar que agrupa a seis antiguas repúblicas soviéticas -Rusia, Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán- y que está liderada por Moscú. Tokáyev ya amenazó la víspera, tras asumir el cargo de presidente del Consejo de Seguridad del país, un puesto vitalicio que ostentaba su predecesor, Nursultán Nazarbáyev, que tomaría medidas drásticas contra los que calificó de “terroristas”.
Las primeras unidades del contingente ruso llegaron ayer. En un comunicado, el Ministerio de Exteriores ruso señaló que la “aviación de transporte militar ha trasladado a las primeras unidades del contingente de las fuerzas de mantenimiento de la paz al territorio kazajo”. En total, 3.800 soldados.
Por su parte, el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, indicó que Bruselas vigila “con cautela” la llegada de tropas extranjeras a Kazajistán. Para Borrell, la llegada de las tropas rusas se basa “en un acuerdo entre países independientes”, de lo que “no tenemos nada que decir”, aunque insistió en que la presencia de fuerzas extranjeras en territorio de otro país es algo que hay que “vigilar con cautela”. Asimismo, instó a las autoridades a mostrar moderación en su reacción a las protestas, algo que, reconoció, “parece que no ha ocurrido”.
Inicialmente el descontento general se originó el la región occidental de Mangystau, pero rápidamente se propagó por todo el país. A la vez, las consignas de carácter económico y social derivaron paulatinamente en reclamaciones políticas. Muchos analistas atribuyen ahora las protestas al hartazgo de los kazajos con las élites antiguas, que fue creciendo en los últimos años y alcanzó su punto álgido tras una nueva subida de precios. Su principal exigencia es poner fin a la época del expresidente Nazarbáyev. -