- Las autoridades iraníes han de calcular bien su respuesta al asesinato del científico Mohsen Fajrizadeh, considerado el padre del programa nuclear persa, si quieren evitar consecuencias nefastas para la estabilidad regional y para el ya maltrecho acuerdo nuclear de 2015.
Consciente de los riesgos, el presidente iraní, Hasan Rohaní, adelantó que la respuesta de su país será “en el momento apropiado y de la forma adecuada”, evitando caer en la trampa que, a su juicio, ha preparado Israel, país al que acusan de estar detrás del magnicidio.
El asesinato de Farijzadeh, quien se sospecha trabajó en el pasado para desarrollar armas nucleares, ha ocurrido a pocas semanas de la llegada a la Casa Blanca del demócrata Joe Biden, quien aboga por una política más conciliadora respecto a Irán y el regreso al pacto nuclear, una opción rechazada por Israel.
En opinión del analista iraní Diako Hoseini, del Centro Presidencial de Estudios Estratégicos, “los israelíes eran “muy conscientes” de este posible cambio en la política de EE. UU. y “recurrieron al terrorismo para asesinar a la diplomacia”.
El presidente de EEUU, Donald Trump, retiró a su país unilateralmente en 2018 del acuerdo nuclear con Irán y volvió a imponer duras sanciones al país persa. Su Administración ya ha adelantado que va a seguir aplicando nuevas sanciones hasta el último día, dificultando que Biden pueda dar marcha atrás.
El mismo Ben Rhodes, exasesor de Barack Obama, aseguró en Twitter que el asesinato de Fajrizadeh es “una acción intolerable destinada a socavar la diplomacia entre la Administración estadounidense entrante e Irán”.
Aunque hay cierta desconfianza hacia el futuro Gobierno de Biden, había algo de esperanza de mejora ante la posibilidad de su regreso al acuerdo nuclear y el consecuente alivio de las sanciones. O, al menos, de que hubiera menos presión.
Para Rohaní, los enemigos “sienten que su presión disminuye y la situación global cambia”, por lo que van a “aprovechar para crear una situación insegura en la región”.
Ahora, está en la mano de Irán evitar eso. Una acción militar contra Israel puede encender la chispa de un conflicto y enterrar la diplomacia, mientras que las opciones relacionadas con el programa nuclear serían un tiro de gracia para el acuerdo nuclear.
El asesinato del científico iraní ha tenido lugar poco después de que el diario The New York Times revelara que Trump consultó recientemente la posibilidad de efectuar un ataque militar contra instalaciones nucleares iraníes con sus asesores, que desestimaron la opción.
Para el exdirector de la CIA, John Brennan, el asesinato de Fajrizadeh es “un acto imprudente” y “se corre el riesgo de represalias letales y una nueva ronda de conflicto regional”.
Una situación que recuerda a la que ya se vivió en enero del año pasado, cuando saltaron todas las alarmas ante una eventual guerra tras el asesinato en un bombardeo estadounidense del poderoso general de los Guardianes de la Revolución, Qasem Soleimaní.
La respuesta entonces de Irán fue moderada, con el objetivo de evitar un conflicto mayor. Atacó con misiles una base militar en Irak con presencia de tropas estadounidenses que no causó víctimas mortales y que contó con un aviso previo.
Se desconoce cuál será la opción elegida esta vez por Irán pero habrá con seguridad una respuesta, aseguró Foad Izadi, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Teherán, ya que no es el primer asesinato de un científico iraní. “Estas agresiones son insoportables para Irán”, subrayó Izadi, que cree que la República Islámica no iniciará una contienda pero la reacción puede generar que “la otra parte sí la comience”.
Al margen del tema militar, según el analista Hoseini, el asesinato es “un acto provocador que tiene como objetivo obligar a Irán a tomar una decisión apresurada que dañaría la esperanza de reactivar el acuerdo nuclear”.
Este pacto está muy debilitado desde la retirada de EEUU y desde que Irán decidiera en mayo de 2019 dejar de cumplir sus compromisos. Algo que el Parlamento iraní quiere reducir aun más tras los últimos acontecimientos. Según los diputados iraníes, el objetivo es poner fin a la aplicación voluntaria por parte de Irán del Protocolo Adicional del Tratado de No Proliferación (TNP), que otorga mayor acceso e información a los inspectores del OIEA.
El TNP es clave en el esfuerzo mundial para prevenir la propagación de las armas nucleares, promover el desarme y fomentar un uso pacífico de la energía nuclear.
Entre los países que no lo han firmado se encuentra Israel, que se cree con bastante certeza que posee cabezas nucleares.
Condena la escasa respuesta. El ministro de Asuntos Exteriores, Mohamad Yavad Zarifl, criticó ayer la escasa condena internacional que ha habido por el asesinato del científico nuclear y director del programa nuclear iraní Mohsen Fajrizadé, de cuya muerte la República Islámica responsabiliza a Israel. No obstante, el Gobierno iraní manifestó su intención de mantener abiertos los canales diplomáticos con la comunidad internacional. El portavoz del Gobierno, Alí Rabiei, pidió “no caer en la trampa de vincular el asesinato con las negociaciones sobre el programa nuclear” de Irán. Rabiei recordó que Irán siguió participando en las conversaciones nucleares de la pasada década a pesar de ataques a sus científicos.