- El coronavirus, o el “virus de China” para desestabilizar la boyante economía estadounidense, y la amenaza del “socialismo” de Joe Biden, candidato demócrata a las próximas elecciones presidenciales de EEUU. Estos dos fueron los temas estrellas de la segunda jornada de la Convención Republicana, que en su primer día ya había confirmado al actual presidente, Donald Trump, como candidato a la reelección.
Mientras las muchas intervenciones de Trump y sus familiares, se van sucediendo a lo largo del cónclave, va quedando claro que la mentalidad del Partido no ha cambiado mucho desde que su candidato tuviera que resignarse a reducir de manera drástica el espectáculo previsto para la Convención. De hecho, todo lo relativo a la pandemia es pasado para ellos. Ese tiempo verbal emplearon numerosos ponentes para hablar de una crisis sanitaria que sigue sumando miles de nuevos casos a los más de 5,7 millones y fallecidos a los más de 178.000 en Estados Unidos.
Aún así, Donald Trump no tuvo reparos en rodearse de trabajadores que lucharon contra el coronavirus en uno de sus discursos. Tampoco para hacerlo desde la Casa Blanca, un gesto que ha creado polémica por tratarse de un edificio con significado apartidista y unitario para una sociedad con un más que asimilado sistema presidencialista, que no ve con buenos ojos usar como escenario de campaña la casa que han heredado 45 presidentes a lo largo de la historia. Trump insistió en hablar del “virus de China”. Pero su hijo Donald Trump Jr., en uno de los discursos estrella de la noche, que compitió en efusividad con el pronunciado por su pareja, la expresentadora de Fox News Kimberly Guilfoyle, fue incluso más allá. Tras atribuir a su padre unos superlativos logros económicos, soltó: “Entonces, cortesía del Partido Comunista Chino, el virus golpeó”.
El otro gran tema de la noche fue el socialismo. Guilfoyle habló de la “agenda socialista” de Joe Biden. Máximo Álvarez, empresario de origen cubano, apelando al crucial colectivo de votantes que constituyen sus vecinos de Florida, aseguró que el presidente Trump “está luchando contra las fuerzas de la anarquía y el comunismo”. “Convertirán a nuestro país en una utopía socialista”, advirtió Tim Scott, el único senador republicano negro, en el discurso que cerró la velada. Hasta Nikki Haley, exembajadora ante la ONU cuyo nombre figura en las quinielas de potenciales candidatos para tomar las riendas del Partido después de Trump, en un discurso más sereno y con la vista puesta más en 2024 que en 2020, aseguró de los demócratas que “su visión de Estados Unidos es el socialismo”. Solo Scott y Haley ofrecieron una visión más optimista del liderazgo del 45º presidente, en un esfuerzo por apelar a los votantes más allá del núcleo duro de las bases trumpistas a las que parecía dirigirse el resto de ponentes. Dentro de la estrategia de crispación, incluso sorprendió air a Scott reconociendo que los afroamericanos a veces han sido víctimas de la violencia policial.
El Partido había adelantado que su cónclave sería más positivo que el demócrata, en el que se dijo que la propia democracia estadounidense está en juego en noviembre. A la hora de la verdad, los republicanos compensaron con su sobreactuación la falta de show en una convención atípica y austera por motivos sanitarios. Para resignación de Trump, pero también para resignación de los republicanos más moderados, según se mire.
Primera fase. China y Estados Unidos han relajado las tensiones entre ambas potencias, después de la conversación telefónica mantenida entre las delegaciones de los dos países para impulsar la implementación del acuerdo de primera fase alcanzado en enero y adoptar las medidas necesarias para garantizar el éxito del tratado, según informaron las autoridades de China y EEUU. La fase inicial incluye medidas para proteger derechos de propiedad intelectual, eliminar impedimentos a empresas estadounidenses en las áreas de servicios financieros y agricultura chinas, y suprimir la transferencia tecnológica forzadada. Los dos países también discutieron los aumentos significativos en las compras de productos estadounidenses por parte de China, así como las acciones futuras necesarias para implementar el acuerdo.