Un policía ha muerto y otras 728 personas han resultado heridas por los enfrentamientos que estallaron el sábado en el marco de las protestas para exigir responsabilidades por las explosiones que el pasado martes arrasaron el puerto de Beirut.
La capital libanesa ha amanecido este domingo en una calma tensa después de una nueva jornada de disturbios en la que los manifestantes llegaron a irrumpir en varios ministerios y fue necesario desplegar al Ejército.
El sábado tuvo lugar la marcha del 'Día del Juicio', en la que miles de libaneses participaron para protestar por la extendida corrupción en la clase política de la nación árabe, a la que culpan de lo ocurrido.
"Hay odio y hay sangre entre nosotros y nuestras autoridades. La gente quiere venganza", dijo Najib Fará, de 35 años de edad, que se estaba manifestando en el centro de Beirut, según informa la agencia de noticias Naharnet.
Los manifestantes convergieron en la Plaza de los Mártires, reavivando así las protestas que comenzaron el pasado mes de octubre por la grave crisis económica que atraviesa Líbano, la peor desde su guerra civil.
Desde allí, se dispersaron hacia varios edificios oficiales. Así, tomaron los ministerios de Economía, Comercio, Energía y Medio Ambiente llegando a lanzar desde las ventanas retratos del presidente libanés, Michel Aoun. También tomaron la sede de la Asociación de Bancos de Líbano, cerca de la Plaza de los Mártires.
La Policía intentó cortarles el paso lanzando gases lacrimógenos, mientras que algunos manifestante arrojaron cócteles molotov, piedras y otros objetos contundentes a los agentes y levantaron barricadas incendiadas.
En el marco de los enfrentamientos, un policía antidisturbios murió al caer al vacío desde una ventana del hotel Le Grey al ser "atacado por alborotadores", de acuerdo con un comunicado del cuerpo de seguridad.
Ante la magnitud de los disturbios, el Gobierno desplegó al Ejército logrando que los manifestantes se replegaran. El domingo ha sido el turno de los empleados municipales, que limpian los restos de la batalla campal del sábado.
ELECCIONES ANTICIPADAS.
El primer ministro de Líbano, Hasán Diab, propuso el mismo sábado anticipar las elecciones parlamentarias, asumiendo que "la explosión que sacudió el puerto se produjo debido a la corrupción".
"Estoy preparado para asumir la responsabilidad del Gobierno durante los dos próximos meses hasta que todos los partidos acuerden la próxima fase a seguir y el lunes convocaré al Consejo de Ministros para organizar estas elecciones anticipadas", anunció.
La enorme detonación, que ha dejado un cráter de 43 metros de profundidad, según fuentes de seguridad citadas por la prensa libanesa, fue provocada por el almacenamiento inadecuado de 2.750 toneladas de nitrato de amonio que fueron incautadas en 2014 al buque Rhosus, de un empresario ruso y con pabellón moldavo, por no pagar las tarifas portuarias.
Más de 150 personas han muerto, la mayoría operarios del puerto a los que la explosión sorprendió en su puesto de trabajo, unas 5.000 han resultado heridas y cerca de 300.000 se han quedado sin casa.