Teherán - Los iraníes acudieron ayer a las urnas para elegir un nuevo Parlamento, cuyo control es probable que logre el bloque conservador, en unos comicios marcados por la crisis económica y las presiones de Estados Unidos.
Muchos votantes culparon en esta jornada de sus problemas económicos a las sanciones estadounidenses, pero también a los reformistas y moderados que dominan el Gobierno y, en la última legislatura, también el Parlamento, lo que beneficia a los conservadores. "Quiero que se solucione la carestía, ya que la gente está bajo mucha presión, y también que haya trabajo para los jóvenes. Yo tengo un hijo y estoy preocupada por su futuro", comentó Faeze Karimí, una ama de casa de 25 años que votó a los conservadores en el popular sur de Teherán.
Las preocupaciones económicas y el hartazgo con el sistema teocrático ha llevado a muchos potenciales votantes reformistas a abstenerse, sobre todo en las zonas urbanas como Teherán, donde no se registraron las habituales largas colas frente a los colegios electorales. Al respecto, el candidato conservador independiente Ramin Mehmanparast, exportavoz de Exteriores, explicó que "en las ciudades grandes normalmente el porcentaje de participación es menor, pero, a pesar de todos los problemas, los ciudadanos saben que la solución para determinar su futuro es votar".
La lista de los conservadores, que se presenta como favorita y que parece contar con el beneplácito del líder supremo, Alí Jameneí, es Irán con la cabeza alta, del antiguo alcalde de Teherán y excomandante de la Guardia Revolucionaria Mohamad Baqer Qalibaf.
La votante Karimí, una de los casi 58 millones de iraníes llamados a las urnas, afirmó que apoya al candidato "más revolucionario, más religioso y más valiente". En la misma línea, Mohamad Ali Hoseinpur, quien sufragó en la mezquita Fajrabad, cerca del Parlamento y en el centro de la ciudad, señaló que él respalda al grupo que tiene "una mentalidad y política más cercana al líder supremo".
Los reformistas, que concurren en Teherán con la lista Coalición por Irán, han llegado a estas elecciones debilitados por la apatía de su electorado y por la descalificación de sus principales candidatos por el Consejo de Guardianes.
"una bofetada a EEuu y a los hipócritas" Incluso Azar Rahimí, una señora de 61 años y aspecto moderno que votaba en Huseiniye Ershad, en el acomodado norte de Teherán, criticó que los moderados han fomentado la crisis económica: "Espero con mi voto darle una bofetada a Estados Unidos y a los hipócritas de dentro de Irán", aseveró. Las elecciones de ayer son las primeras nacionales en Irán desde el abandono en 2018 por EEUU del acuerdo nuclear. Tras esta retirada, Washington impuso duras sanciones al país que, unidas a la mala gestión y la corrupción, han hundido la economía.
Varios dirigentes iraníes aludieron en esta jornada a EEUU, entre ellos el presidente, Hasan Rohaní, quien subrayó después de votar que una alta participación "frustrará a los enemigos más que nunca".
La participación, que se prevé inferior al 62% de las legislativas de 2016, aunque la jornada de votación fue extendida como es habitual dos horas, es importante para las autoridades ya que es una forma de legitimar al sistema teocrático en estos tiempos convulsos.