El joven diputado Juan Guaidó, actual jefe del unicameral Parlamento de Venezuela, transformó ayer su accidental liderazgo en el mayor desafío que ha enfrentado Nicolás Maduro desde que ascendiera al poder en 2013. El joven que ayer plantó cara a Maduro es casi un recién llegado. Guaidó, un ingeniero de 35 años con maestrías en administración pública, subió a la presidencia del Parlamento y acaparó los focos, convirtiéndose rápidamente en el nuevo líder del antichavismo. Este legislador electo por el costero estado de Vargas, cercano a Caracas, es definido como de centro por sus colaboradores.
En su adolescencia, Guaidó sobrevivió a la tragedia de Vargas, como se conoció a las lluvias e inundaciones que dejaron miles de muertos y desaparecidos, y trastocaron la normalidad de esa entidad federal en 1999.
El opositor dio muestra de su carácter cuando en 2015 participó en una huelga de hambre para exigir que se fijara la fecha de los comicios parlamentarios, en los que fue electo con más de 97.000 votos.
Inició su carrera política como líder estudiantil, vinculado con la social democracia, en la Universidad Católica Andrés Bello, hasta que se unió a VP, del cual figura como miembro fundador, en 2009. Su primer escaño en el Parlamento lo ganó como diputado suplente para el período 2010-2015, y luego fue designado como candidato a legislador principal por su partido en ese último año.
En su trabajo parlamentario ha defendido la soberanía de Venezuela sobre el Esequibo, una zona en disputa con Guyana y que supone un tercio del territorio de este país, y ha denunciado el entramado de corrupción gubernamental por el caso Odebretch, que según una investigación de la Cámara dejó a Venezuela pérdidas patrimoniales millonarias.
El 2018 de Guaidó, padre de una niña de poco más de un año y aficionado al béisbol, un deporte considerado como el pasatiempo nacional en Venezuela, estuvo marcado por una intensa actividad social y el encuentro con luchadores sociales de distinto signo, una de sus pasiones según su equipo de trabajo.
Como es común entre los ingenieros, el presidente del Parlamento venezolano tiene una mentalidad estructurada y metódica, pero también es señalado como un hombre tolerante, familiar y con aplomo.