Meseberg (Alemania) - La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron, consensuaron ayer una reforma de la eurozona y insistieron en el objetivo de armonizar una política migratoria, los dos puntales para reforzar a una Europa que, en opinión del segundo, está “ante la hora de la verdad”. Dotar a la eurozona de mecanismos “eficientes y soberanos”, en palabras del líder francés, para afrontar futuras crisis y dar respuestas “consensuadas” para lograr “reducir la inmigración ilegal sin negar el derecho de asilo”, según Merkel, son los grandes desafíos de la UE, coincidieron ambos líderes.

Meses después de que Macron lanzara su apuesta por la reforma de la zona euro, se ha alcanzado una “buena solución”, anunció Merkel, al término de la cumbre intergubernamental, celebrada en el palacio de Meseberg, en las afueras de Berlín, con los miembros de ambos Ejecutivos. Merkel, inicialmente reacia a toda propuesta que sugiriese mancomunar deudas ajenas, defenderá así junto a Macron la implantación de un presupuesto común para el bloque y la creación de un fondo europeo -“veremos cómo acabará llamándose el niño”, ironizó la canciller- a imagen del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Será un presupuesto propio para la eurozona, que se implantará a partir de 2021 y destinado a avanzar hacia la convergencia de los Estados miembros, mientras que con el fondo europeo se pretende crear un “instrumento extra” para afrontar futuros problemas de liquidez, dijo Macron, o situación de “choque sistemático”.

Los detalles tardarán aún en concretarse, puesto que no se trata de que “nuestros dos países impongan nada”, indicó la canciller, sino que la propuesta es un “borrador” destinado a “tomar forma a través del consenso con los otros Estados miembros”. La aspiración de hacer más “soberana” a Europa -término insistentemente empleado por Macron- y “eficiente” -en palabras de Merkel- se hizo extensiva al objetivo de consensuar una política migratoria, aspecto este que ha acrecentado su protagonismo estos días, tanto a escala europea en general como alemana en particular.

la situación del ‘aquarius’ Esa necesidad “no es algo que haya surgido la semana pasada”, aseguró Macron, en alusión a la situación creada por la flotilla del Aquarius, el barco con 629 refugiados que recaló en España, tras serle denegada su entrada en puerto tanto por Italia como por Malta. “Tenemos que reforzar las fronteras exteriores de la UE”, señaló Merkel, quien anunció el propósito de aumentar en 10.000 efectivos la dotación de la Agencia Europea de Fronteras (Frontex), mientras Macron incidía en la necesidad de “revisar” el sistema de Dublín, según el cual el país por el que un refugiado entra en la UE debe gestionar su asilo. El sistema no funciona, en la práctica, y es “difícil” que pueda alcanzarse un consenso entre los veintiocho miembros de la UE para un reparto equilibrado de los refugiados, admitió Merkel.

Sí debe ser posible, sin embargo, lograr acuerdos bilaterales con determinados socios para que se hagan cargo de aquellos refugiados ya rechazados y sin perspectivas de ser reconocidos como tales, que pretenden entrar en otro país, pero son retenidos en la frontera.

Francia sí está dispuesta a aceptar este compromiso, aseguró Macron, en una pregunta en esa dirección.

Es objetivo compartido, afirmó la canciller, impedir la llamada “migración secundaria” entre países del bloque o el discurrir de refugiados entre estos, en busca del lugar más conveniente para pedir protección legal. La cita en Meseberg tuvo lugar un día después de que Merkel prometiera en Berlín al primer ministro italiano, Giuseppe Conte, la “solidaridad” de su Gobierno en materia migratoria.

Merkel expresó su comprensión hacia Italia, país que como Grecia afronta desde hace años la llegada de inmigración ilegal por el Mediterráneo, mientras sigue sin conseguirse el consenso europeo para el reparto justo de esos contingentes.

La líder alemana ha tratado, sin éxito, de convencer a sus socios de la UE de la necesidad de compartir equilibradamente esas cargas desde que estalló la crisis migratoria de 2015. En toda la legislatura anterior vio duramente cuestionada desde su bloque conservador la decisión adoptada ese año de abrir las fronteras cuando otros países, como Austria o Hungría, las cerraron.

De las presiones de entonces pasó ahora al ultimátum de su ministro del Interior y líder de la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), Horst Seehofer, para que pacte una política migratoria común a escala de la UE en la próxima cumbre comunitario, el 28 y el 29 de junio.