Rotterdam - El primer ministro de Holanda, Mark Rutte, se mostró ayer favorable a reducir las tensiones con Turquía, pero subrayó que si Ankara insiste en aumentar el enfrentamiento, su país responderá con “las medidas adecuadas”, en una crisis diplomática que no tiene signos de mejora. Mientras que el primer ministro holandés pidió “relajar la tensión diplomática”, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, aseguró que “ni con una disculpa bastará”, anunció “contramedidas extremas” y tachó a Holanda de “república bananera”.
“Queremos desacelerar, pero si los turcos insisten en escalar la tensión diplomática, responderemos con las medidas adecuadas”, advirtió Rutte. El primer ministro defendió que Holanda “tenía todo el derecho del mundo a expulsar” a la ministra turca de Familia, Fatma Betül Sayan Kaya, deportada y escoltada la pasada madrugada hasta la frontera con Alemania, tras entrar en territorio holandés en contra de las advertencias del Ejecutivo de Rutte. Sin embargo, el jefe del Gobierno holandés se negó a entrar en los ataques verbales contra Turquía e hizo hincapié en que Holanda “debe ser parte sensible” en todo este conflicto diplomático. “No vamos a ceder a los chantajes. Anoche hablé ocho veces por teléfono con mi homólogo turco para busca una solución dialogada. Fue imposible”, agregó.
Mientras, los políticos turcos no comparten la misma opinión y volvieron a anunciar “represalias” contra el país europeo por su negativa a permitir que dos ministros de Ankara celebraran un mitin en Rotterdam. Ambos querían hablar con la comunidad turca local sobre el referéndum constitucional del próximo 16 de abril, impulsado por Ankara y que busca dar el poder ejecutivo al presidente, el islamista Erdogan.
El ministro de Asuntos Europeos de Turquía, Ömer Çelik, insistió ayer en que la actuación de las autoridades holandesas es “exactamente fascismo”, los mismos calificativos utilizados el sábado por Erdogan, que calificó de “nazi” al Gobierno de La Haya. “El fascismo ha despertado en Holanda y ha tomado el escenario. Todos los demócratas verdaderos del mundo deben reaccionar a esto para un mundo libre”, dijo Çelik.
Asimismo, agregó que Rutte se ha convertido “en la voz de una mentalidad oscura y racista que llevó a la Segunda Guerra Mundial” y anunció que se les daría “una respuesta de la mayor gravedad”. El primer ministro contestó a esos ataques y reiteró que “bajo ese tipo de chantaje Holanda no es capaz de negociar” porque también es “un país con orgullo”.
Las autoridades holandesas impidieron el sábado el aterrizaje en Rotterdam del avión que llevaba al ministro turco de Exteriores, Mevlüt Çavusoglu, y por ello, la ministra Sayan Kaya intentó seguir adelante con los planes de campaña accediendo por tierra, desde Alemania, junto con una delegación diplomática. “Estas prácticas son racismo. Son xenofobia, hostilidad al islam, vulneración de la democracia, violación de las libertades”, dijo ayer Çavusoglu, tras acusar a Holanda de violar la Convención de Viena cortando el paso a la ministra ayer en Rotterdam.
Cuestión de banderas En un intento de romper las relaciones diplomáticas entre ambos países, las autoridades turcas pidieron el sábado que el embajador holandés en Ankara, que se encontraba fuera del país, “no vuelva por un tiempo”. Ante este panorama, un desconocido subió ayer al tejado del consulado de Holanda en el centro de Estambul y cambió la bandera holandesa por la turca al grito de “Alá es el más grande” (Alah u-Akbar). La bandera llegó a ondear durante unos 30 minutos hasta que fue sustituida por la original de Holanda.
Por su parte, el Gobierno de Francia defendió ayer la celebración del mitin en Metz (noreste) del ministro turco de Exteriores, Mevlüt Çavusoglu, al que Holanda denegó este sábado el permiso de aterrizaje en su territorio. “Francia es un Estado de Derecho (...). En ausencia de una amenaza confirmada contra el orden público, no había razón para prohibir esta reunión que no presentaba ninguna posibilidad de injerencia en la vida política francesa”, indicó el ministro de Exteriores, Jean-Marc Ayrault, en un comunicado.
Holanda acoge a unos 300.000 turcos con derecho a voto en el citado referéndum y algunos de ellos salieron la pasada noche a las calles de Rotterdam para protestar contra la decisión del Gobierno holandés. La manifestación, cerca del consulado turco, concluyó con fuertes choques entre los agentes antidisturbios y los manifestantes, y con la detención de al menos 12 personas por “violencia pública” y “desobediencia a la autoridad”.
Rutte calificó de “totalmente inaceptables” esos enfrentamientos y lamentó que “la gente no pueda guardar las formas” en una protesta. “Pensé que me había equivocado de película”, añadió Rutte. Este conflicto irrumpe en plena campaña electoral en Holanda, obligando a Rutte, que busca la reelección en los comicios del próximo 15 de marzo, a mostrar una postura firme hacia Turquía, mientras el islamófobo Geert Wilders saca tajada de la crisis diplomática con los turcos. - Efe