Bruselas - Un hombre atacó ayer a dos mujeres policías con un machete en Charleroi (sur de Bruselas) al grito de “Allah akbar” (Alá es grande) y fue reducido con disparos por parte de las fuerzas de seguridad, informó Agencia Belga. Los hechos se registraron en las proximidades de una comisaría de la policía en Charleroi. El agresor causó heridas profundas en la cara a una agente, que fue trasladada al hospital de Charleroi, mientras que su compañera sufrió lesiones leves, de acuerdo con la misma fuente. La Policía belga confirmó la muerte a tiros del agresor, abatido por los disparos de un tercer agente.

Las autoridades belgas establecieron un gran perímetro de seguridad alrededor de la avenida Pierre Mainz, escenario del ataque y el acceso a la comisaría se restringió al público. El ministro belga del Interior, Jan Jambon, comunicó a través de Twitter su condena contra este “acto innoble” y transmitió sus pleno apoyo a los heridos y a sus familias afectadas por este incidente.

clima de psicosis En las últimas semanas las fuerzas de seguridad belgas han realizado numerosas redadas en todo el país que se han saldado con varias detenciones por vínculos con grupos yihadistas. En la última operación fue detenido Nourredine H., de 33 años, que según la Fiscalía tenía planes para atentar en el país.

La mayor operación de las últimas semanas se produjo hace un mes y medio, cuando la Policía llevó a cabo una macrooperación en 16 localidades en la que arrestaron a 12 sospechosos, si bien solo tres de ellos fueron finalmente acusados de delitos relacionados con el terrorismo y el resto fueron liberados.

El clima de psicosis colectiva que vive el país, tras los atentados que el 22 de marzo causaron 32 víctimas mortales y centenares de heridos en el aeropuerto y el metro de Bruselas, ha provocado también que durante las últimas semanas se sucedan las falsas alarmas.

Un ejemplo de ello fue cuando la estación central de tren fue evacuada el mes pasado por un paquete sospechoso que se demostró inofensivo, y hace poco más de dos semanas, un joven estudiante de ingeniería iraní que medía las ondas y radiaciones de la ciudad con un aparato que incluía hilos que salían de su vestimenta hizo sospechar a los vecinos de que pudiera tratarse de un terrorista. Ante las dificultades para comunicarse con la policía, el despliegue policial se mantuvo durante horas hasta que se aclaró el malentendido. - Efe/E.P.