Moscú - La cumbre de Minsk, en la que participan la Unión Aduanera (Rusia, Bielorrusia y Kazajistán), Ucrania y la Unión Europea, concluyó ayer tras casi cuatro horas de consultas sobre sus relaciones económicas y el conflicto armado en el este ucraniano. Seguidamente, los líderes de los cuatro países y los representantes de la UE se retiraron para una cena de trabajo, según informó la agencia oficial bielorrusa Belta.
El presidente de Ucrania, Petró Poroshenko, aseguró que al cierre de esta edición continuaban las consultas multilaterales, en relación a una posible reunión bilateral con su homólogo ruso, Vladimir Putin, a cuyo país Kiev acusa de apoyar militarmente a los separatistas prorrusos del este ucraniano. “Todo está por venir”, señaló Poroshenko, quien al inicio de la cumbre en el Palacio de la Independencia de la capital bielorrusa destacó que “en esta reunión en Minsk se decide el destino del mundo y de Europa”.
Poroshenko también instó a respaldar su plan de paz para el conflicto en el este de su país, que incluye el desarme de las milicias prorrusas y la descentralización de Ucrania, como “fundamento para el arreglo” del conflicto en el este del país.
“Entiendo que a todas las partes implicadas les gustaría una salida digna de esta situación. Y estoy dispuesto a debatir distintas variantes que garanticen dicha estrategia de salida, una salida hacia un futuro pacífico para Ucrania y para Europa”, dijo. Y subrayó que una de las claves de la estabilización del este de Ucrania es el control internacional sobre la frontera con Rusia.
Por su parte, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, aseguró que el conflicto ucraniano no se puede resolver por la fuerza, en alusión a la ofensiva de las fuerzas ucranianas contra los bastiones rebeldes de Donetsk y Lugansk. “Estamos convencidos de que la crisis ucraniana no se podrá solucionar por la vía de la escalada del uso de la fuerza, sin tener en cuenta los intereses vitales de las regiones surorientales del país y sin un diálogo pacífico con sus representantes”, dijo.
Al posar para los fotógrafos ambos mandatarios se estrecharon la mano en el Palacio de la Independencia, sede de las consultas en la capital bielorrusa. - Efe