A menos de un año de la consulta que decidirá el futuro de Escocia, los contendientes comienzan a mover sus fichas. La última, el relevo de Michael Moore como Secretario de Estado para Escocia, es decir, el representante del Ejecutivo británico al norte de la isla. Su despacho lo ocupa desde ayer Alistair Carmichael, liberal demócrata como su antecesor, pero de un perfil mucho más combativo. Es uno de los múltiples cambios que se hicieron públicos ayer en el organigrama del Gobierno británico. Sin embargo, éste tiene una especial relevancia. El viceprimer ministro liberaldemócrata, Nick Clegg, explicó muy claramente la razón del nombramiento: "Se necesita alguien con un perfil más confrontista de cara al referéndum". En definitiva, alguien que pueda presentar batalla a los independentistas.

Londres pretende, de esta manera, poner al frente de la oficina escocesa a un político mucho más ofensivo y menos dado a los acuerdos. El nuevo Secretario de Escocia es conocido por su "habilidad en los debates, el ingenio y el humor ácido con el que castiga a sus oponentes", tal y como señalaba el analista de la BBC Brian Taylor. A este respecto, Clegg mostró su confianza en que "Carmichael utilice todas sus habilidades en el periodo previo al referéndum". El cambio, por tanto, pone en primera línea a un político con una capacidad dialéctica probada, capaz de enfrentarse en debate a los líderes independentistas. Y es que, todavía escuece entre las filas unionistas el debate que mantuvieron el año pasado la viceprimer ministra escocesa, Nicola Sturgeon, y el ya ex-secretario para Escocia, Michael Moore.

Aquella vez, todos los analistas coincidieron en señalar a la independentista como clara ganadora del debate. Y hay que tener en cuenta que el jefe del Ejecutivo en Edimburgo, Alex Salmond, es todavía más conocido por su habilidad dialéctica. Por lo tanto, el principal cometido de Alistair Carmichael será enfrentarse a los líderes independentistas en los debates con una seguridad de la que hasta ahora carecen los unionistas.

Nacido en 1965, el nuevo representante del Ejecutivo británico en Escocia fue criado en una granja del norte. Desde el 2001, representa a las Islas Orcadas y Shetland en el Parlamento de Westminster y también es colíder de los liberaldemocrátas en Escocia. Entre otras cosas, Carmichael es conocido por dimitir en 2008 de su cargo como Secretario para Irlanda del Norte, apenas un año después de su nombramiento, por votar a favor del Tratado de Lisboa propuesto por la Unión Europea y rechazado por su formación.

Carmichael ha hecho de la política su pasión a lo largo de casi toda su vida afiliándose al Partido Liberal con tan solo 14 años. Estudió abogacía en la universidad escocesa de Aberdeen y en 2001 fue elegido como parlamentario en Westminster, cargo que ha ocupado desde entonces sin interrupción.

Críticas del SNP Michael Moore ha sido conocido por pavimentar el camino para alcanzar dos grandes acuerdos. Primero, el Acta de Escocia que en 2012 supuso la ampliación de los poderes autonómicos. Después, influyó de manera importante en la consecución del Acuerdo de Edimburgo, en el que se regulan los papeles de los ejecutivos escocés y británico y que permitió darle un marco jurídico y político a la consulta.

El representante en Westminster del Partido Nacional Escocés (SNP, en inglés) que gobierna en Escocia, Angus Robertson, alabó ayer a Moore la asegurar que "fue un oponente cortés y le deseo lo mejor". Sin embargo, se mostró muy crítico con el nombramiento de Carmichael. Robertson aseguró que "el rol del nuevo secretario es, presumiblemente, ayudar a extender más el miedo sobre la independencia, algo en lo que, según parecen pensar los conservadores, Moore no era suficientemente bueno". Lo que está claro, es que el objetivo de Londres ha sido presentar batalla. Queda menos de un año para que se decida el futuro de Escocia y es tiempo de dejar de lado las sutilezas y decantarse por la artillería pesada.