ROMA. El papa Francisco firmó ayer el decreto que reconoce un milagro obtenido por intercesión del beato Juan Pablo II y aprobó los votos favorables de la Congregación de las Causas de los Santos para que se proceda a la canonización del beato Juan XXIII -sin necesidad de un segundo milagro-, por lo que ambos beatos serán canonizados el mismo día, según explicó el portavoz de la Oficina de Prensa del Vaticano, el padre Federico Lombardi.
Además, el Santo Padre firmó el decreto sobre un milagro del primer sucesor del fundador del Opus Dei, Álvaro del Portillo; otro sobre un milagro de la Madre Esperanza de Collevalenza, María Josefa Alhama (1893-1983); y el decreto de martirio de 42 españoles. Asimismo, decidió convocar un consistorio que se ocupará también de la canonización del beato Juan Pablo II.
Los cardenales y obispos de la Congregación para las Causas de los Santos aprobaron este martes el segundo milagro atribuido al beato Juan Pablo II y que abre las puertas a su canonización, según informaban fuentes vaticanas.
Aunque todavía no había confirmación oficial, las mismas fuentes barajaban la fecha del 24 de noviembre, el término de la celebración del Año de la Fe, o el 8 de diciembre, como posibles fechas para la ceremonia de canonización de Juan Pablo II.
El milagro consiste, según informa la prensa costarricense, en una curación de Juan Pablo II a Floribeth Mora, vecina de Dulce Nombre de Tres Ríos, que se curó de un aneurisma cerebral, después de realizar una procesión en la que pidió la intercesión de Juan Pablo II.
Cuando el caso llegó a oídos de la Santa Sede, comenzó una investigación sobre el supuesto milagro y una Comisión del Vaticano recolectó información desde noviembre del año pasado hasta los primeros días de diciembre, según declaraciones del canciller de la Curia Metropolitana, Daniel Blanco, recogidas en el diario costarricense La Nación.
Karol Wojtyla fue beatificado el 1 de mayo de 2011, tras aprobarse un primer milagro con la firma del ahora Papa emérito Benedicto XVI. En aquella ocasión, se trató de la curación, dos meses después de su muerte, de la monja francesa Marie Simon Pierre, que padecía desde 2001 la enfermedad de Parkinson, la misma que sufrió Juan Pablo II en sus últimos años.
Por su parte, Juan XXIII fue beatificado por Juan Pablo II en septiembre de 2000, durante el Jubileo, en la misma celebración de la beatificación de Pío IX. En aquella ocasión, el milagro aprobado para su beatificación fue la curación de sor Caterina Capitani en 1966.
El Papa Juan XXIII convocó el Concilio Vaticano II y murió mientras el Concilio seguía su curso, muchos obispos propusieron proclamar al Papa bueno santo por aclamación, pero su sucesor, Pablo VI, prefirió seguir las vías canónicas, por lo que se puso en marcha un proceso canónico y después fue beatificado con su predecesor Pío XII.
nuevo beato El milagro atribuido a don Álvaro y aprobado por la Santa Sede se refiere a la curación del niño chileno José Ignacio Ureta Wilson que, a los pocos días de nacer, en agosto de 2003, sufrió un paro cardiaco de más de media hora y una hemorragia masiva.
Sus padres rezaron a través de la intercesión de monseñor Álvaro del Portillo y, cuando los médicos pensaban que el bebé estaba muerto, sin ningún tratamiento adicional y de modo inesperado, el corazón del recién nacido comenzó a latir de nuevo, hasta alcanzar el ritmo de 130 pulsaciones por minuto. A pesar de la gravedad del cuadro clínico, diez años después, el niño desarrolla su vida con normalidad. La curación tuvo lugar en agosto de 2003.
El nuevo pontífice y el emérito, de nuevo juntos
Los dos Papas que conviven en el Vaticano, Francisco y el emérito Benedicto XVI, volvieron ayer a abrazarse públicamente durante la inauguración de una estatua del arcángel San Miguel en los jardines vaticanos. Para esta ceremonia en la que también se consagraba el Estado pontificio a San José y San Miguel, el Papa Francisco había expresamente invitado a Benedicto XVI. Francisco recordó que esta consagración era una iniciativa proyectada hace tiempo con la aprobación de Benedicto XVI, el impulsor de esta estatua en frente de la sede del Gobierno Vaticano. "Queremos expresar nuestra gran alegría por tenerle aquí presente, junto a todos nosotros. Gracias de corazón", le dedicó Francisco a Benedicto.