madrid. El Instituto para las Obras de la Religión (IOR), que será reformado por una comisión cuya creación anunció ayer el Papa Francisco, es conocido como el banco del Vaticano y su trayectoria se ha visto salpicada por varios escándalos. Fundado en 1942 por el Papa Pío XII, el IOR se ocupa de custodiar y gestionar bienes de personas e instituciones religiosas, tiene personalidad jurídica propia, su única sede está en el Vaticano y trabajaban en él algo más de un centenar de personas.

El banco vaticano está dirigido por el Consejo Supervisor, formado por cinco personalidades y presidido actualmente por el abogado alemán Ernst von Freyberg, caballero de la Orden Malta y presidente de la naviera alemana Blohm-Voss. Freyberg fue elegido el pasado mes de febrero para sustituir al italiano Ettore Gotti Tedeschi, destituido el 24 de mayo de 2012 "por no haber desarrollado funciones de primera importancia para su cargo" y ante la "preocupación" por su gestión, según explicó entonces el Consejo Supervisor. Tedeschi se vio salpicado por supuestas irregularidades y la Fiscalía abrió una investigación sobre él por supuesta violación de las normas sobre la prevención del blanqueo de dinero.

Los otros miembros del Consejo Supervisor del IOR son el alemán Ronald Hermann Schmitz, el español Manuel Soto Serrano, el estadounidense Carl Albert Anderson y el italiano Antonio María Marocco. Hace unos días fue nombrado Battista Mario Salvatore Ricca como secretario puente entre el IOR y la Comisión económica de cardenales.

ahorcado bajo un puente El Consejo da cuentas de su labor a la Comisión de Cardenales, que preside el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado vaticano. A principios de la década de los ochenta, el IOR se vio salpicado por el escándalo de la quiebra del Banco Ambrosiano de Roberto Calvi, encontrado ahorcado bajo un puente de Londres en 1982.

La bancarrota originó la quiebra de una treintena de empresas, y aunque el Vaticano siempre rechazó cualquier responsabilidad, sí admitió su "implicación moral" y pagó 241 millones de dólares a los acreedores del Banco Ambrosiano.

En 1989 Juan Pablo II decidió reformar el banco vaticano para dotarlo de una mayor transparencia y rigor en su gestión y el arzobispo estadounidense Paul Marcinkus, que presidía el IOR, fue sustituido. Unos meses antes, en junio de 1988, el Tribunal Constitucional italiano había sentenciado que la Justicia italiana no podría procesar a Marcinkus por su presunta responsabilidad en la quiebra del Banco Ambrosiano.

Con el estatuto impulsado por Juan Pablo II, el banco vaticano adquirió su estructura actual: un consejo de administración laico, con un presidente a la cabeza, y un director general asistido por un vicedirector.