pekín. Un solo voto en contra, de un total de casi 3.000, fue el único contratiempo para encumbrar ayer a Xi Jinping como presidente de China, un nombramiento que tuvo lugar en un lento y ceremonioso proceso en la sede del Legislativo chino digno de la época maoísta. "Declaro que el camarada Xi Jinping ha sido elegido presidente de la República Popular de China", anunció el presidente de la sesión parlamentaria Liu Yunshan, en el inmenso anfiteatro del Gran Palacio del Pueblo pequinés, en el ala oeste de la histórica plaza de Tiananmen. Fiel al protocolo, Liu leyó el resultado electoral, que dio a Xi un margen de 2.952 votos a favor frente a tres abstenciones y un único sufragio en contra, lo que despertó sonoras carcajadas entre un público que, al término de una ceremonia de horas, ya comenzaba a cabecear en sus asientos. Y es que los casi 3.000 delegados y los centenares de periodistas acreditados para cubrir el evento tuvieron que aguardar cerca de dos horas hasta conocer "oficialmente" el nombramiento del líder, pese a que su destino como mandatario era sabido desde hace cinco años.

voto electrónico Ya "investido" y con gesto sonriente, un Xi ataviado con un sobrio traje clásico y una simbólica corbata roja -a diferencia de las azules que ha lucido en las últimas ocasiones- saludó a la multitud, a los miembros del Politburó que le flanqueaban y, con firmeza, dio un apretón de manos a su predecesor, Hu Jintao. No hubo ocasión, en cambio, para que el nuevo mandatario ofreciera sus primeras palabras al frente del país, una escena que sí que habría sido la sorpresa de la encorsetada ceremonia, cuyo mayor símbolo de "modernidad" fue la votación electrónica de un paquete de medidas al comienzo. Se trataba de la aprobación de un plan de reestructuración gubernamental propuesto el domingo por el Consejo de Estado (el Ejecutivo chino), por el que se elimina, entre otras cosas, el controvertido Ministerio de Ferrocarriles.

En contraste con tal eficacia electrónica, las votaciones al presidente de la Comisión Militar Central, presidente de la Asamblea Nacional Popular (ANP), y, por último, vicepresidente y jefe de Estado de la potencia asiática tuvieron lugar tras un lento y manual reparto de cuatro cartillas de colores a cada delegado.

desfile de 3.000 delegados El proceso exigió la retirada de los periodistas durante la breve toma de decisión de los delegados -de alrededor de quince minutos-, aunque sí fueron invitados a presenciar después el desfile de los delegados hacia las varias urnas rojas dispuestas a lo largo de la sala.

Después del formal peregrinaje, en el que los pintorescos trajes regionales fueron la única excepción al rojo y negro que mostraba la sala, se producía el primer anuncio, que designaba, como era esperado, a Zhang Dejiang, número tres del Partido Comunista, como presidente del Legislativo, en relevo de Wu Bangguo.